Por Deborah Buiza
@DeborahBuiza
Para mí, el año nuevo es el día de mi cumpleaños. Por supuesto, también lo celebro el 1 de enero y, si me acuerdo, festejo el año nuevo chino porque me gusta pensar que, en la vida, uno puede darse la oportunidad de cerrar y abrir ciclos, regalarse momentos para la reflexión, el agradecimiento y la celebración por lo experimentado todas las veces que uno quiera, o de la manera que le parezca más significativa.
Pienso que uno puede hacerse los días tan especiales como se pueda... o no; hacerlos de lo más común, gris e insípido que se pueda. Y los cumpleaños no son la excepción.
Hay cumpleaños que pasan inadvertidos, tristes, sin fu ni fa. Los hay ruidosos, escandalosos, glamorosos. Están los cumpleaños muy acompañados, en familia. Cumpleaños en soledad. Cumpleaños de viaje. Cumpleaños de mucha paz y conexión íntima. Cumpleaños con gran logística. Cumpleaños a la aventura y sin expectativas. Grandes celebraciones y celebraciones en petit comité.
Aunque compartas el día de tu cumpleaños con muchas otras personas cumpleañeras, en tu mundo ese día es ¡Tu día!
¿Qué recuerdas de tus cumpleaños? ¿Cómo te gustaría celebrarte?
Hay quienes esperan que la celebración sea organizada por externos (la familia, los amigos, la pareja, etc.) y se entristecen o lo toman a mal cuando no sucede así. Sin embargo, aunque se disfruta y aprecia muchísimo cuando hay consideraciones y detalles que lo halagan a uno como festejado y se siente amado y consentido, creo que el principal promotor de la celebración debe ser el mismo cumpleañero.
¡Es tu día! ¡Es tu vida!
¿Cómo te consientes y te dices feliz cumpleaños? ¿Qué te regalas en ese día especial?
Yo hasta hace pocos años empecé apenas a disfrutar mucho mis cumpleaños, pero no siempre fue así.
Hubo años en que entristecía muchísimo y hubiera preferido brincarme el día, como si no existiera, y es que hacía un “recuento” en el que salía mal parada; me parecía que había hecho muy poco, en comparación con lo que mi cabeza pensaba que ya debería haber hecho, o en comparación con lo que otros habían logrado al llegar a mi edad.
Con el paso de los años entendí que no hay un check list que cumplir más que el tuyo, y que aun así hay cosas que pasaron o no porque estaban fuera de tus alcance; que hay cosas que requieren más tiempo o recursos que los imaginados, y que a veces, a pesar de uno, las cosas son cuando pueden ser y no necesariamente cuando las deseas.
En todos esos años hay cosas que no pasaron; otras, tardaron mucho en llegar –pero al final llegaron (incluso algunas que había dado por perdidas)–; cosas que tuve que dejar ir y otras que ni imaginaba e incorporé... y ha sido maravilloso.
Algunos años me frustré y entristecí porque la celebración no fue organizada por mi entorno. Hoy entiendo que quien está de festejo soy yo. Es mi vida y los días y mi fiesta son lo que yo quiero que sean, así que trato de procurarme días maravillosos con las personas que amo, hacer cosas que me gustan y consentirme con lo que me agrada.
Al paso de los años me encuentro más compasiva, comprensiva y flexible conmigo misma. Parece que me conozco cada vez más, me quiero más y me cuido mejor. Hago las paces con lo que fue y me tomo el tiempo de estar más en el presente para no preocuparme de más por el futuro. Ahora me gusto más y eso me permite sentirme cómoda y feliz al cumplir años... pero tardé mucho para llegar hasta aquí.
Hoy me gusta celebrar casi todo el mes de octubre –mes en el que nací–, y todo lo que surja en ese mes lo considero parte de la celebración; lo que me pueda comprar lo considero parte de mis regalos, y lo que pueda compartir con quienes pueda hacerlo, es para mi parte del festejo. Todo cuenta y todo suma a la celebración cumpleañera. Hago de mi cumpleaños un Fest.
Este año cumplí 40+4 y agradezco y celebro, entre muchas cosas, el privilegio de compartirte estas líneas y tu presencia al leerme. ¡Muchas gracias por estar aquí y ser parte de mi celebración!
Y tú, ¿cómo celebras una nueva vuelta al sol?
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