
Por Chloe Farand
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Mientras el mundo observaba con horror, las tropas rusas invadieron Ucrania, una nación democrática y soberana. El sistema multilateral del que depende la cooperación global para la acción climática fue sacudido hasta la médula.
Con las bombas cayendo sobre la capital, Kiev, proteger la vida de las personas es el tema más apremiante. Pero la acción climática se está convirtiendo rápidamente en otra víctima de la beligerancia del presidente Vladimir Putin.
“Hasta que caiga el régimen [de Putin]”, no puede haber acción climática, dijo Olha Boiko, coordinadora de la Red de Acción Climática en Ucrania, quien ayer fue despertada por explosiones antes de huir de Kiev en un tren hacia el oeste.
Los legisladores, científicos y activistas en Ucrania han sido apartados del trabajo de su vida. “Supongo que no es relevante ahora”, nos dijo un trabajador del sector energético sobre sus esfuerzos para atraer inversiones verdes al país.
La compulsión de Europa por poner fin a su dependencia del gas ruso podría acelerar los esfuerzos de descarbonización del continente y estimular la eficiencia energética y el despliegue de energías renovables, pero eso no sucederá de la noche a la mañana. Mientras tanto, las exportaciones de petróleo y gas de Rusia están llenando las arcas del Kremlin.
En vísperas de la publicación de un importante informe científico del IPCC sobre los impactos climáticos y los límites de nuestras capacidades de adaptación, la guerra corre el riesgo de que los líderes mundiales pierdan el enfoque de la urgente necesidad de reducir las emisiones y movilizar fondos para los países en desarrollo.
Con todos los ojos puestos en Ucrania, Estados Unidos ha estado rechazando el uso del término "pérdidas y daños" en el resumen del informe.
Y la crisis ya ha pasado factura a los científicos ucranianos, que han tenido que abandonar la sesión de aprobación del informe que tiene lugar en línea, en medio de la explosión de proyectiles de artillería.
Se espera que el informe establezca la escala de la transformación necesaria para enfrentar la crisis climática. Será un claro recordatorio de que el cambio climático no conoce fronteras. La pregunta es, ¿prestará atención el mundo?
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