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La crisis del agua: última llamada


Agua para todos


Por Juan Carlos Valencia Vargas


“Hoy en día, hay 2 mil 100

millones de personas sin acceso

a servicios de agua segura

y 4 mil 500 millones que viven

sin servicios de saneamiento.

Esta crisis se paga con las vidas

de alrededor de 340 mil niños

cada año”.

Gilbert F. Houngbo

Presidente de ONU-Agua


En México, la grave crisis de agua que se vive en varios estados es la última llamada que hace el medio ambiente; es la última llamada a tomar conciencia, pero sobre todo, la última llamada a tomar acción.

El desabasto de los últimos meses ha provocado en diversas regiones protestas, bloqueos y, cada vez con mayor frecuencia, robo de agua. En Monterrey, quizá el caso mas visible, habitantes de la zona metropolitana llevan semanas con tandeos. En Nogales y Hermosillo, Sonora, las autoridades han tenido que surtir con pipas ante el desabasto y los reclamos colectivos. En Chihuahua, vecinos han bloqueado avenidas para exigir que se regule el abasto. En Querétaro, una nueva Ley de Aguas y la escasez del recurso en diversas zonas ha provocado una ola de protestas. Los campesinos de Hidalgo volvieron a tomar las oficinas centrales de la Conagua en fechas recientes.

Y son cada vez más frecuentes, ante la necesidad, las denuncias de robo y de huachicoleo del agua, así como los bloqueos a calles e instalaciones públicas. Las llamadas de atención han sido muchas; son cada vez más, pero no se ve una reacción contundente de parte de las autoridades al respecto.

De acuerdo con los datos del Monitor de sequía de la Comisión Nacional del Agua, casi el 80 por ciento del territorio nacional presenta algún nivel de sequía, y los tres niveles más graves (severa, extrema y excepcional) se presentan en 16 estados, es decir, la mitad del territorio nacional. Los problemas más graves se dan en la parte norte, en los estados de Baja California, Sonora, Chihuahua, Coahuila y Nuevo León.

Además, la distribución de la población en cuencas donde tenemos la menor disponibilidad natural de agua ha dado como consecuencia que ocho de las trece regiones hidrológico-administrativas en que se ha dividido al país, tengan un estrés hídrico alto que pone en riesgo su capacidad de crecimiento y desarrollo sostenible. Una de ellas, el Valle de México, tiene un estrés hídrico que supera el 141 por ciento, un caso atípico y extremo a nivel mundial.

Esa presión sobre el agua ha traído diversas consecuencias, como la sobreexplotación de acuíferos, que ha crecido de 20 acuíferos sobreexplotados en 1975 a 105 en 2019. Es decir, en menos de 50 años se quintuplicó el numero de acuíferos sobreexplotados. Otra consecuencia evidente de la presión sobre el recurso ha sido el incremento de la contaminación de los cuerpos de agua. Ríos, lagos y acuíferos contaminados son evidentes a lo largo y ancho del país.

Y los escenarios no son favorables: hacia el año 2050, la población mundial habrá crecido en alrededor de dos mil millones de personas y la demanda de agua aumentará hasta en 30 por ciento, según estimaciones de la ONU.

Los desafíos son inmensos. La salud, la alimentación, la energía, la economía, el medio ambiente, el desarrollo sostenible, dependen del agua, de su disponibilidad y de su calidad, por eso se requiere hacer una gestión sostenible del agua y el saneamiento para todos. El reto es garantizar el derecho humano de todas las personas al agua y el saneamiento.

Por el bien de México, se requiere de una política pública de gran visión y largo alcance. La Ley General de Aguas que debe promulgarse en meses próximos, representa una gran oportunidad para reorientar los esfuerzos.

Facebook: JuanCarlosValenciaAGUA

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