Agua para todos
Por Juan Carlos Valencia Vargas*
Facebook: JuanCarlosValenciaAGUA
La demanda de agua va en aumento. Se incrementa la presión sobre los recursos hídricos debido a su uso excesivo, a la contaminación y al cambio climático. Las sequías y las olas de calor son cada vez más intensas y frecuentes. El aumento del nivel del mar provoca que las aguas salinas se infiltren en los acuíferos costeros y agotamos las reservas freáticas más superficiales. Este fue parte del mensaje de António Guterres, secretario general de la ONU, con motivo del Día Mundial del Agua en 2022.
Y viene al caso porque esta semana se llevó a cabo el XIII Congreso Nacional de Aguas Subterráneas, en las instalaciones de la Universidad Autónoma de Baja California Sur, en La Paz, y el mensaje fue casi idéntico:
México somete sus acuíferos a un alto estrés, a una elevada presión por la creciente demanda, por la mayor contaminación y por la menor disponibilidad derivada del cambio climático.
Según la última información publicada por la Comisión Nacional del Agua (Conagua), en el documento Estadísticas del Agua en México 2019, de 653 acuíferos existentes, 245 ya se encuentran sin disponibilidad para autorizar nuevos aprovechamientos; 115 se encuentran en condiciones de sobrexplotación; 18 tienen intrusión salina y 32 están bajo el fenómeno de salinización de los suelos o aguas subterráneas salobres.
Las aguas subterráneas desempeñan un papel de gran importancia para la sustentabilidad y el desarrollo socioeconómico del país, debido a sus características físicas, que les permiten ser aprovechadas de manera variable. Funcionan como almacenamientos y redes subterráneas, que permiten extraer agua en cualquier época del año, de prácticamente cualquier punto de la superficie del acuífero. Funcionan además como filtros que purifican y preservan la calidad del agua, mucho más que las aguas superficiales, que escurren por la superficie y son más vulnerables a la contaminación.
El agua subterránea no se ve, pero no podemos permitirnos no pensar en ella. Esa agua almacenada en el subsuelo es nuestra mayor fuente de agua dulce líquida, sustenta el abastecimiento de agua potable, los sistemas de saneamiento, la agricultura, la industria y los ecosistemas.
Casi el 40 por ciento del volumen total concesionado para todos los usos en México procede de agua subterránea y, en el caso particular del abastecimiento de agua potable, alrededor del 60 por ciento depende de nuestros acuíferos.
Por eso es tan importante llamar la atención hacia la conservación de estas reservas que están en riesgo, porque más de la tercera parte de nuestros acuíferos ya no tienen disponibilidad y cerca del 20 por ciento están sobreexplotados.
El agua puede ser una fuente de conflicto, pero también de cooperación. Es esencial trabajar juntos para lograr una mejor gestión de todas las fuentes de agua, incluido el suministro de agua subterránea.
En muchos lugares, sencillamente se desconoce la cantidad existente de este recurso. Es necesario mejorar el conocimiento, la vigilancia y el análisis de los recursos de agua subterránea para protegerlos y gestionarlos mejor. Es urgente establecer políticas públicas tendientes a revertir los efectos negativos de la creciente demanda.
La Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Agua y el Congreso Nacional de Aguas Subterráneas son foros de expertos cuyas alertas deben llegar a toda la población, ya que proporcionan una oportunidad decisiva para impulsar políticas públicas relacionadas con la cantidad y calidad del agua para el desarrollo sostenible.
Comprometámonos todos a intensificar la colaboración entre las tres instancias de gobierno -federal, estatal y municipal-, y entre los distintos sectores usuarios: el agrícola, el abastecimiento de agua potable, el uso industrial, etc., a fin de equilibrar de forma sostenible las necesidades de las personas y la naturaleza, y garantizar la disponibilidad de agua subterránea para las generaciones actuales y futuras.
*Profesor, consultor y Director General de AQUATOR
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