

Por Profa. Mayra Núñez P.
YouTube: Mayra Gallery Art.
Visitar un cementerio con la idea de encontrar arte funerario –así se denomina a la obra de arte que forma parte o se ubica dentro de los panteones–, es toda una experiencia: es como entrar a un gran museo, donde se encuentran bellos monumentos arquitectónicos que dan fe de la importancia que tiene la transición entre la vida y la muerte, con esculturas realizadas por artistas afamados de la época, como Octavio Ponzanelli, Cesare Augusto Volpi, Enrico Alciati, entre muchos otros, dan testimonio de lo relevante que era este acto.
Durante la época del Porfiriato tuvo su mayor esplendor en México, pues toda familia adinerada mandaba construir un monumento para sus difuntos, adornados muchos de ellos con bellas esculturas, algunas importadas de fábricas europeas, y otras más que se elaboraban con mármoles nacionales.
Había quienes contrataban en los talleres a los artesanos, quienes realizaban excelentes trabajos.
El arte funerario es una habilidad artística complicada, que requiere conocimiento, precisión y mucha sensibilidad por parte de los artesanos.

Desde los egipcios, construir mausoleos o tumbas es como tener una vida mejor después de la muerte; la honra a los fallecidos y el intento por perpetuar la existencia de los seres queridos.
Lo que distingue al arte funerario de otras formas de arte es su propósito y contexto. El arte funerario se crea específicamente para honrar a los muertos y se coloca en lugares de entierro o memoriales.
A menudo se le utiliza para representar la vida, la personalidad o los logros del difunto, y puede ser personalizado para reflejar las creencias culturales o religiosas de la persona fallecida o de su familia.
En general, el arte funerario tiene un propósito conmemorativo y emocionalmente significativo, que lo diferencia de otras formas de arte.
Como complemento, están los epitafios, que son verdaderas composiciones poéticas; éstos se refieren a la inscripción que se pone sobre la tumba y generalmente son palabras que aluden al fallecido
Aunque puede parecer una simple frase, un epitafio lleva consigo una gran carga emocional, que trasciende el papel y la piedra.
Epitafio a Jean B. Moliere
Aquí yace Moliere,
el rey de los actores;
en este momento hace de muerto
y de verdad que lo hace muy bien.
Epitafio de Frida Kahlo
Espero alegre la salida
y espero no volver jamás.

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