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AIDA sugiere algunas ideas para combatir la triple crisis planetaria



Por Laura Yaniz Estrada

Equipo de comunicaciones de AIDA


Todos hemos escuchado que la humanidad enfrenta “una triple crisis planetaria” que, en palabras del secretario general de las Naciones Unidas, António Guterres, “amenaza el bienestar y la supervivencia de millones de personas en todo el mundo”.

Pero, ¿a qué se refiere?

La triple crisis planetaria se refiere a tres problemas interrelacionados: el cambio climático, la contaminación y la pérdida de biodiversidad.

Cada uno de estos problemas es una crisis en sí misma, con sus propias causas y efectos, pero las tres convergen y se retroalimentan. Las tres afectan los derechos humanos y, de forma más intensa, a personas en condición de vulnerabilidad.

La crisis climática

Las Naciones Unidas consideran a la alteración del clima como el problema más urgente de la humanidad y la mayor amenaza a los derechos humanos.

El cambio climático, es decir, los cambios a largo plazo en las temperaturas y patrones climáticos del planeta, puede alterar por completo los ecosistemas. Aunque existe un cambio climático que ocurre por el comportamiento natural del planeta, el que enfrentamos es causado por las actividades humanas: desde la Revolución Industrial se ha visto un cambio acelerado en el comportamiento promedio del planeta. Una de las causas principales es la explotación y uso de combustibles fósiles.

La crisis climática se refiere a las consecuencias del cambio climático producido por actividades humanas, que son, entre otras: el aumento de la intensidad y gravedad de eventos naturales como sequías, incendios, tormentas, el aumento del nivel del mar, el derretimiento de los polos, cambios en los ciclos hidrológicos y climáticos que afectan la biodiversidad que depende de ellos, e impactos al disfrute de los derechos humanos.

La crisis por contaminación y residuos

El sistema económico dominante, dependiente del consumo, implica la generación de altos niveles de contaminación y desechos que tienen un gran impacto en la salud humana y en la de los ecosistemas.

La contaminación del aire es la principal causa de enfermedades y muertes prematuras a nivel mundial. La Organización Mundial de la Salud (OMS) calcula que cada año mueren prematuramente siete millones de personas a causa de la mala calidad del aire.

La degradación del aire es causada por las emisiones de fábricas, del transporte y de incendios forestales.

También respiran aire contaminado en sus hogares quienes carecen de acceso a tecnologías menos dañinas para cocinar o mantener el calor. La contaminación del aire está relacionada con el cambio climático, pues muchas de las emisiones calientan el planeta.

La contaminación por plásticos y microplásticos es otra preocupación mundial pues afecta a la biodiversidad, tarda siglos en descomponerse y es un derivado del petróleo, un combustible fósil. Cada vez más estudios encuentran que los plásticos afectan la salud de las personas y de otros seres vivos.

No podemos dejar de lado la contaminación provocada por las actividades extractivas que, además de generar emisiones de gases efecto invernadero y dejar a su paso químicos tóxicos para la salud, degradan fuentes de agua dulce y grandes extensiones de territorio.

La crisis por pérdida de biodiversidad

La pérdida de biodiversidad se refiere a la disminución y a la desaparición de la diversidad biológica: flora, fauna y ecosistemas.

Esta crisis tiene a las dos anteriores como causa, a lo que se suma la explotación excesiva de los recursos y el cambio de uso de tierras —que se traducen en sobrepesca, venta y caza ilegal, y deforestación— y la introducción de especies no nativas e invasoras. Esta pérdida implica también el declive de muchas especies de las que dependemos. Sus impactos se extienden hasta la afectación del suministro de alimentos y del acceso al agua.

Un ejemplo es la Amazonía, el mayor bosque tropical del mundo y un estabilizador climático global, que alberga 10 por ciento de la biodiversidad conocida del planeta y es el lugar ancestral de vida de más de 470 pueblos indígenas y tradicionales, y que enfrenta diversas amenazas como la colonización, la deforestación y las actividades extractivas. Tan es así que el punto de no retorno de la Amazonía, en el que los niveles de deforestación anulen su capacidad de regeneración, ya no es un escenario futuro.

Acciones ante la triple crisis

La triple crisis planetaria es un problema multifactorial, con diversos actores y cuyo abordaje correcto necesita propuestas y soluciones desde todas las especialidades.

Aunque las acciones locales y los cambios individuales en nuestro estilo de vida ayudan, muchos de los cambios necesarios requieren decisiones a escala global y cambios profundos de los sistemas de producción, económicos, políticos y sociales.

De acuerdo a Naciones Unidas, algunas acciones que ayudarían a enfrentar la triple crisis planetaria y que requieren participación global son:

  • Limitar el aumento de la temperatura mundial a 1.5 grados: las emisiones mundiales deberían reducirse 45 por ciento para 2030 con el objetivo de alcanzar la neutralidad de carbono en 2050.

  • Acelerar la expansión de energías renovables limpias: requiere una reducción drástica del uso de combustibles fósiles para dar paso a sistemas energéticos basados en fuentes renovables, sostenibles en el tiempo y respetuosos del ambiente y de las personas. Además de combatir el cambio climático, reduciría la contaminación del aire.

  • Invertir en adaptación y resiliencia: considerar en las soluciones a quienes ya sufren los impactos de la crisis climática, con énfasis en las naciones, personas y comunidades en situación de vulnerabilidad y que menos responsabilidad tienen en estas crisis.

  • Conservar y proteger el 30 por ciento del planeta: aplica particularmente a las áreas de importancia para la biodiversidad, incluyendo el océano, y acciones para mitigar el cambio climático.

  • Mejorar el sistema alimentario: incluye cambios en la forma de riego y el manejo de suelo, así como la producción de alimentos más saludables y la reducción del desperdicio de comida.

  • No dejar a nadie atrás: las medidas deben llevarse a cabo de manera simultánea y con un enfoque de protección de los derechos humanos, pues representan una oportunidad para reducir las desigualdades, que son causa y consecuencia de las crisis.

Avances ante la triple crisis

Estas crisis amenazan nuestras fuentes básicas de sustento, peero también nuestra salud mental. Aunque hay mucho por hacer, se han logrado avances. Se mencionan algunos de los más recientes:

  • El Tratado de Alta Mar, concebido para proteger dos terceras partes del océano, fue adoptado en junio de 2023, y debe ser ratificado por 60 países para entrar en vigor.

  • Naciones Unidas reconoció el derecho a un ambiente sano, limpio y saludable como derecho universal.

  • 175 naciones acordaron crear un instrumento global para abordar la contaminación por plásticos.

Nuestras decisiones de consumo individuales y el activismo ayudan a no ser indiferentes y aportan directamente a la comunidad, pero es importante exigir, como ciudadanos, que los representantes en instancias de toma de decisiones garanticen mayor participación y compromiso en la adopción de acciones clave.

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