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migueldealba5

¿Qué quieres ser cuando seas grande?


Por Déborah Buiza G.

@DeborahBuiza


¿Hace cuántos años dejaste de ser niño? ¿Recuerdas cómo eras? ¿A qué jugabas? ¿Qué querías ser cuándo fueras grande?

Tal vez no ha pasado mucho tiempo desde aquellos días y todos esos recuerdos están claros en tu mente. ¿O no?

Hoy, al ser un poco mayor ¿eres lo que soñaste cuando niño? Es claro que cuando uno es pequeño sueña con ser tantas cosas; todo parece posible de lograr y de ser (incluso superhéroe con capa y toda la cosa); conforme pasa el tiempo, de algún modo nos damos cuenta que hay que enfocarnos en algo y, si existe el acompañamiento adecuado, logramos canalizar quiénes somos y nuestras inquietudes hacia quienes queremos ser, encontrando un camino personal, profesional y laboral que puede desarrollarse en armonía.

A veces cuesta un poco más de trabajo encontrar ese camino. Enfrentamos creencias limitadoras, cumplimos deseos y sueños ajenos, apostamos por cubrir necesidades falsas y, casi sin darnos cuenta, nos desviamos y andamos un tiempo por un camino que no nos llena totalmente; nos sentimos insatisfechos, inseguros, agotados, enojados con todo y con todos, y diariamente nos violentamos al continuar por esa senda.

Sin duda, no es fácil aterrizar los sueños de la infancia. La realidad nos impacta de tal forma que desistimos si no contamos con la motivación e información necesarias; si no tenemos claro qué esperamos de nosotros y qué deseamos para nuestra vida (o al menos qué es lo que no queremos para nosotros).

Aquí me detengo con dos noticias: una buena y una mala.

La buena noticia es que ya no somos niños y ahora podemos tomar otro tipo de decisiones, que se ajusten más a nuestros sueños; podemos motivarnos y sortear de mejor forma los embates de las personas tóxicas, de las críticas y de los ladrones de sueños; buscar y operar soluciones que nos acerquen más a nuestras metas y a lo que deseamos de la vida.

La mala es que somos los responsables de alcanzar o no los sueños que deseamos ver realizados, y esto implica mucho trabajo personal, resolver temas pendientes, ordenar nuestras prioridades, disciplinarnos, exigirnos, enfocarnos, tolerar la frustración, optimizar y administrar los recursos que tenemos o buscar los que necesitamos; persistir, y también ser capaces de aceptar cuando las cosas no salen del todo bien; cuando, más allá de nosotros, no se pueden alcanzar o darnos cuenta cuando aún no es el momento.

Hoy te propongo, aunque ya eres grande, preguntarte de nuevo ¿Qué querías ser cuando eras pequeño?, y ¿qué quieres ser cuando seas grande? (porque aún se puede ser más grande). Encuentra en tus respuestas los sueños de tu corazón. Después, toma valor para encontrar la forma de llegar a ser eso que quieres y ¡adelante!

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