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Urgente, invertir en sistemas alimentarios sostenibles, saludables y resilientes: ONU


Mujeres venden pescado seco en un mercado de India. © FAO/Harsha Vadlamani

Inició en Roma la Cumbre de las Naciones Unidas sobre Sistemas Alimentarios +2, que analizará los logros alcanzados desde que hace dos años los países se comprometieron a transformar los modelos de producción, distribución y comercialización de alimentos en un mundo en el que 780 millones de personas sufren hambre y la humanidad padece los efectos cada vez más desastrosos del cambio climático.

En el cónclave de alto nivel, convocado por la ONU y hospedado por Italia, participan dos mil representantes de 160 países y más de 20 jefes de Estado y de Gobierno, quienes debatirán la urgencia de mejorar sustancialmente la producción de alimentos, la nutrición, el medio ambiente y las condiciones de vida de la población, sin dejar a nadie atrás, como marca la Agenda 2030 para el desarrollo sostenible.

En la inauguración, António Guterres, secretario general de la ONU, afirmó que la conferencia versa sobre personas necesitadas y sobre la necesidad de cumplir con uno de los derechos humanos más básicos: el derecho a la alimentación, más que sobre los sistemas alimentarios.


Abundancia y hambre

“En un mundo de abundancia, es indignante que la gente aún sufra y muera de hambre”, señaló Guterres.

Tras declarar que los sistemas alimentarios mundiales están rotos y pasan factura a miles de millones de personas pobres que no pueden comprar víveres o no pueden permitirse dietas saludables, con las consecuencias que esto tiene en la salud, advirtió que muchas comunidades están a punto de despeñarse hacia la inseguridad alimentaria o la hambruna, para sumarse a quienes ya la viven.

Según la Organización de la ONU para la Alimentación y la Agricultura (FAO), más de 3 100 millones de personas en el mundo –42 por ciento de la población mundial–, no pudieron permitirse una dieta saludable en 2021 y, si no se toman medidas inmediatas, para 2030 las personas con desnutrición crónica llegarían a 600 millones.


El secretario general de la ONU, António Guterres, durante su discurso en la Cumbre

sobre los Sistemas Alimentarios+2. © ONU/Pier Paolo Cito

Crisis múltiples e interconectadas

Guterres aludió a las crisis interconectadas que asuelan particularmente a las economías en desarrollo, al recordar que sin acceso a financiamiento y alivio de la deuda, esos países no pueden invertir en sistemas alimentarios que proporcionen a todas las personas la nutrición necesaria para una vida saludable.

“Mientras tanto, la producción, el envasado y el consumo de alimentos no sostenibles al alimentar la crisis climática, generar un tercio de todas las emisiones de gases de efecto invernadero, utilizar 70 por ciento del agua dulce del mundo e impulsar la pérdida de biodiversidad a una escala épica”, recalcó al destacar otra de las crisis planetarias.

En el plano político, Guterres se refirió a la terminación, a mediados del mes de julio, de la Iniciativa del Mar Negro como otro elemento sombrío en el panorama mundial, que ya genera un alza en los precios mundiales de los cereales.

“Es devastador para los países vulnerables que luchan por alimentar a su gente. A medida que aumentan los precios de los alimentos, caen las esperanzas de los países en desarrollo. Rusia y Ucrania son esenciales para la seguridad alimentaria mundial”, apuntó, al explicar que esas dos naciones surten el 30 por ciento de las exportaciones mundiales de trigo y cebada, una quinta parte del maíz y más de la mitad del aceite de girasol.

El secretario de la ONU refrendó su compromiso de facilitar el acceso sin trabas a los mercados mundiales de productos alimenticios y fertilizantes, tanto de Ucrania como de Rusia, y llamó a este país a regresar a la implementación plena de ese acuerdo. También instó a la comunidad internacional a permanecer unida para encontrar soluciones inmediatas.


Comida y dinero suficientes

Sostuvo que en el mundo hay comida suficiente para todos, al igual que dinero para financiar sistemas alimentarios eficientes y sostenibles que alimenten a todos los habitantes del planeta y representen un trabajo decente para quienes laboren en el sector.

Además, continuó, hay tecnologías agrícolas que pueden poner alimentos saludables al alcance de todas las personas.

Aseveró que a pesar de que muchos países se esfuerzan, es imperativo actuar con urgencia en tres áreas clave, la primera de las cuales es invertir masivamente en sistemas alimentarios sostenibles, equitativos, saludables y resilientes, lo cual incluiría inversiones mayúsculas en adaptación y sistemas de alimentos, salud, agua, saneamiento y agricultura que puedan resistir los impactos del cambio climático, así como sistemas de alerta temprana.


La FAO implementó un proyecto en India para apoyar a 92 pequeños agricultores

con técnicas innovadoras, como refugios contra la lluvia y túneles de plástico,

para producir semillas de alta calidad y mejores rendimientos

de los cultivos. © FAO/Ravindra Rohana

Las personas primero

La segunda área de acción implica que los gobiernos y las empresas sumen fuerzas para construir sistemas que pongan a las personas por encima de las ganancias.

Instó a los gobiernos y a las industrias alimentaria, agrícola, de transporte y minorista, a explorar nuevas formas de reducir costos y aumentar la disponibilidad geográfica de alimentos frescos y saludables para todas las personas, lo que significa “mantener abiertos los mercados de alimentos y eliminar las barreras comerciales y las restricciones a la exportación”, y aprovechar la ciencia y la tecnología para mejorar la eficiencia y el alcance de los sistemas alimentarios.

“También debemos impulsar el apoyo a las mujeres y hombres de todo el mundo que dan vida a los sistemas alimentarios, desde agricultores y trabajadores de la alimentación hasta aquellos que transportan alimentos al mercado”, abundó.


Sistemas limpios

La tercera área es el paso de los sistemas actuales a sistemas alimentarios que no perjudiquen el medio ambiente con emisiones de carbono.

Detalló que esa transformación quiere decir sistemas alimentarios nuevos y sostenibles que reduzcan la huella de carbono del procesamiento, envasado y transporte de alimentos. “Es aprovechar las nuevas tecnologías para reducir el uso insostenible de la tierra, el agua y otros recursos en la producción de alimentos y la agricultura”.

Aseguró que la población debe exigir a los gobiernos y las empresas que tomen medidas más fuertes y rápidas para abordar la crisis climática y brindar justicia ambiental y climática.

“La transformación de los sistemas alimentarios requiere todas las manos a la obra. (…) Juntos, sigamos impulsando el cambio. (…) Transformemos los sistemas alimentarios para el futuro y asegurémonos de que todas las personas, en todas las comunidades y países, tengan acceso a los alimentos seguros y nutritivos que necesitan y merecen”, concluyó.

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