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Cambiar tu rutina


Por Déborah Buiza

@DeborahBuiza


Se dice que la locura es esperar resultados diferentes cuando haces las cosas de la misma forma. Sin embargo, me parece que los seres humanos somos  frecuentemente “resistentes” a los cambios y nos acomodamos bastante bien en la rutina; incluso, nuestra mente podría considerar deseable tener algunas rutinas para reducir el nivel de estrés al ejecutar ciertas cosas siempre de la misma manera.

Aunque se considere paradójico, a los seres humanos nos viene bien la previsibilidad (de hecho, no somos muy tolerantes a la incertidumbre) y, al mismo tiempo, también nos gusta la novedad.

En nuestro día a día hay cosas que hacemos de la misma manera, del mismo modo e incluso a la misma hora, sin percatarnos de que están casi automatizadas y las realizamos sin mucha consciencia o presencia plena. ¿Qué encontraríamos si observamos con detenimiento?

A veces creemos que tenemos que hacer grandes cambios para que nuestra vida dé un giro espectacular o para conseguir aquello que hemos deseado siempre, pero los grandes cambios requieren, con frecuencia, más energía o recursos de los que en ese momento contamos; no así los “pequeños” cambios, que pueden ser más alcanzables de momento y menos inquietantes como para autoboicotearlos.

Hoy te propongo revisar tus rutinas y preguntar qué tan eficientes son aún para ti, y es que hay cosas que hacemos igual desde hace años (o porque "así las hacen" en nuestra familia) y puede que ahora necesites otras cosas porque estás en otras circunstancias o en otro supuesto. Y sí, la vida va tan rápido que quizá no te habías dado el tiempo de darte cuenta.

No es necesario voltear de cabeza todas tus rutinas o “empezar de cero”. Simplemente hay que observar si en algunas es necesario un ajuste, un reemplazo, una adaptación o su cambio.

Por ejemplo, llevas muchos años de correr o entrenar en el gimnasio. ¿Cómo te vendría, por unas semanas, hacer un ejercicio diferente?

Todos los días desayunas lo mismo. ¿Qué tal si intentas prepararlo de otra manera, incorporar nuevos ingredientes o, al menos un día a la semana, desayunar algo diferente?

Todos los días bebes el café del mismo lugar, siempre la misma bebida... ¿Y si, al menos un día al mes, buscas un nuevo lugar para probar otro café?

Puede pasar que aún al hacer “pequeños” cambios sientas que algo se “desbalanceó”, perdió ritmo o que te falta algo, pero también ese pequeño cambio puede dar espacio a otros y a que tu mente se familiarice con la novedad y se ponga creativa. Recuerda que pequeños pasos también te hacen avanzar.

Y tú, ¿qué puedes “variar” un poco de tu rutina?

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