Clic, clic…
- migueldealba5
- hace 17 horas
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Por Déborah Buiza
@DeborahBuiza
Siempre me ha gustado la fotografía. Cuando era pequeña, mi abuela materna me regaló una cámara que ya no servía, sólo para jugar con ella, y yo me sentía como Mafafa Musguito al imaginar que tomaba fotos. Con el tiempo pude comprar una cámara funcional, pero me frustraba un poco, al ser de rollo, tener que pensar muy bien qué quería fotografiar para no desperdiciar la toma. Luego venía el tema del revelado… Otro rollo, literalmente.
Pasó el tiempo y cambié la cámara por una digital. Amaba tomar fotografías y ya no tenía la limitación del rollo. Podía disparar cuanto quisiera.
No recuerdo bien cuándo sucedió, pero un día dejé de usar esa pequeña cámara digital, la cual quedó arrumbada en un cajón, olvidada. No pensé en ella durante mucho tiempo.
La verdad es que con la facilidad de las cámaras integradas a los teléfonos celulares ahora es más sencillo tomar infinidad de fotos, revisarlas al momento, repetirlas si hace falta, editarlas al instante y compartirlas en segundos. Para alguien como yo, que no es profesional pero ama tomar fotos, es una maravilla.
Pero una mañana desperté con mi pequeña cámara en el pensamiento, por lo que me dí a la tarea de buscarla. Al revisarla, aún tenía puesta la memoria. Tuve que comprar un lector de tarjetas para ver el contenido. ¡Hacía tanto que no la usaba..! Las últimas fotos eran de 2013: las de mi primer bebé. ¡Qué nostalgia!
Cargué la pila y salí con mi pequeña cámara, presta a sacudirle el polvo, a reencontrarnos y a correr nuevas aventuras. Pero al empezar a tomar fotos (como lo hago con el celular), me di cuenta que mi mente ya no está cómoda yendo despacio. Ya no está habituada a hacer las cosas como antes.
¿Te has dado cuenta de lo rápido que avanzamos?
No digo que esté mal, pero hay una enorme brecha en la forma como hacíamos las cosas antes y cómo las hacemos ahora. Ya lo había notado, pero volver a usar mi vieja cámara lo hizo más evidente.
Estamos a la distancia de un Whats App. Comemos sopas que se hacen en cinco minutos. En segundos hacemos transacciones comerciales… y hasta vínculos personales. ¿Qué nos deja esta inmediatez tecnológica?
Compartí algunas fotografías que encontré en esa vieja memoria con personas queridas. Para mí, la foto es una enorme herramienta de preservación de la memoria, de los vínculos, de la existencia misma. Una forma de decir: “Esto pasó y yo estuve ahí.”
Y a tí, ¿qué cosas hoy haces distinto gracias a la tecnología… y ni cuenta te diste?