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La vara con que mides...


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Por Déborah Buiza

@DeborahBuiza

 

No sé si es porque a veces andamos sin mucho qué hacer o de plano pecamos de audaces… Como si todo en nuestra vida fuera perfecto y la verdad absoluta nos hubiera sido revelada, no sólo nos atrevemos a observar la vida de los demás, sino a juzgarla y medirla con nuestro propio criterio. Incluso nos damos el lujo de opinar en voz alta:

— Fulanita debería buscar una mejor pareja...

— Perenganita tendría que tomar otro rumbo profesional…

— Zutanita es una mediocre por no querer “crecer” laboralmente ¿Cómo es posible que…?

Pero, a ver... ¿qué es, para ti, el éxito?

Según tú ¿cómo es una persona exitosa? ¿A qué se dedica? ¿Cuánto gana? ¿Cómo se ve?

Lo que para ti representa el éxito o ser una persona exitosa puede no serlo para alguien más. Esto suena muy obvio, pero se nos olvida y andamos por ahí midiendo a los demás con nuestra propia vara, y con una seguridad tremenda nos sorprende que “…no quieran superarse”, sólo porque lo que hacen no encaja con nuestros requisitos del éxito.

Pero ¿qué creen? ¡Sí, los demás también nos miden! Existe el mal hábito de observar y juzgar las vidas ajenas, como si no tuviera uno suficiente con la propia.

¿Cómo nos atrevemos a juzgar los logros —o fracasos— de otras personas? ¿Con qué criterio nos damos esas licencias?

¿El éxito es tener el mejor puesto dentro de la jerarquía godín? ¿Es ganar más de cincuenta mil pesos? ¿Es acumular títulos, propiedades, vehículos…?

¿O es tener libertad para hacer lo que te gusta, tiempo para tus seres queridos, no depender de nadie, cubrir tus necesidades, dormir en paz y a buena hora?

¿Dónde está el éxito?

Si miro a los demás y los juzgo con mi criterio, no solo soy metiche, sino injusta, porque las personas no viven bajo mis condiciones.

Además, mucho ojo: juzgar trae consecuencias. Las personas que se sienten observadas, criticadas o invalidadas, se alejan. Se enfrían los vínculos. Se cierran puertas.

Observa sin juzgar. De verdad, no hace falta la crítica. Si no piden tu opinión, no la regales. Y si lo que vas a decir no construye, guárdalo.

Observar sin juzgar no es tarea fácil, pero vale la pena y deja más tiempo para ti.

Como dice mi comadre: "No sóño porque lo dice la familia… sigue la boda", que es como decir: …que alguien crea o diga lo que deberías hacer, no significa que debas hacerlo.

Tu visión de éxito, progreso, crecimiento, desarrollo o avance —en cualquier nivel o espacio— no tiene por qué ser la de los demás. Tampoco tendría por qué imponerse ni servir como vara para medir a otros.

Y, del mismo modo, tampoco tienes que dejar que los criterios ajenos se apliquen a tu vida. No todo aplica para todos.

Y tú, ¿mides con tu vara a los demás?

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