Por Omar Garfias
@Omargarfias
Son poderosos.
Pueden matar a Javier Valdez; pueden ser el ejemplo a seguir para muchos; pueden ponerse arriba del poder político; pueden doblegar al aparato de la justicia; pueden domesticar al poder económico...
Pueden matar a alguien a plena luz del día; pueden tirar cadáveres aquí mismo, en la ciudad; pueden levantar a una persona mientras los demás miramos y los grabamos; pueden llenar de balazos la noche de una cantina; pueden presumir sus letales armas; pueden responder con una bala al reclamo por estacionarse mal...
Pueden ser ídolos de los niños; pueden provocar una extensa red de prostitución a su servicio; pueden ser adulados por centenas de corridos; pueden ser deseados por miles de jovencitas; pueden ser presumidos como amigos; pueden armar fiestas memorables; pueden mantener joyerías, restaurantes y bandas de música; pueden emborrachar a pueblos enteros durante varios días y noches; pueden ser leyendas encumbrados en series y películas...
Pueden recibir procesiones de candidatos y dar su bendición; pueden ser factótum político; pueden no hacer caso a los elegidos; pueden hacer su propia campaña electoral; pueden nombrar presidentes municipales, tesoreros, rectores, fiscales, directores; pueden tener muchas opciones y siglas a su disposición...
Pueden matar policías y soldados; pueden recibir el respeto y el saludo desde las patrullas; pueden recomendar comandantes y secretarios de seguridad...
Pueden ser socios generosos; pueden llevar a la bancarrota a sus competidores; pueden tener crédito abierto en todos lados; pueden manejar el capital, los recursos materiales y la comercialización de todo.
Aquí hemos aprendido a acostumbrarnos.
Comments