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Sin medicinas... sin consultas... sin salud... sin bienestar...



Por Omar Garfias

@Omargarfias


“El 1 de diciembre de este año va a estar funcionando

el sistema de salud pública con normalidad,

con servicio de calidad, atención médica

y medicamentos gratuitos. Va a estar funcionando

como los servicios de salud que hay en otras partes

del mundo, como en Dinamarca, así aspiramos,

como en Canadá, como en el Reino Unido”.

Andrés Manuel López Obrador. 16 de enero de 2019


El acceso a los servicios de salud de los más pobres está peor desde que el presidente prometió que estaría como en Dinamarca.

Hoy está peor incluso en comparación con 2021, cuando ya había pandemia.

La organización “México Evalúa” reporta que el pasado mes de enero la atención total del INSABI fue de 996 mil consultas, una caída de 30 por ciento (431 mil consultas) menos que en enero de 2021, y 83 por ciento (4.7 millones de consultas) menos que en enero de 2019.

Cada año se ha invertido menos en salud de la población que no es derechohabiente del IMSS o del ISSSTE.

En 2021 el gasto total del INSABI, sin contabilizar aportaciones a fideicomisos, fue de 59 mil millones de pesos, 4 por ciento (2 mil 200 millones de pesos) menor al de 2019, cuando existía el Seguro Popular.

Cada año se atiende menos a la población que no es derechohabiente del IMSS o del ISSSTE

Las consultas totales en 2021 cerraron en 20.8 millones (45.6 millones) menos que en 2019.

De acuerdo con el Sistema Nacional de Vigilancia Epidemiológica del Gobierno federal, hasta el 12 de marzo, 17 enfermedades de notificación inmediata; como tétanos, dengue, paludismo, entre otras; habían reportado un incremento conjunto de 83 por ciento respecto a la misma semana de 2021.

El análisis del gasto en salud 2022 de “México Evalúa” informa que en enero de 2022 las consultas del INSABI para atender enfermedades crónico-degenerativas fueron 229 mil, una caída de 41 por ciento (159 mil) frente a enero de 2021 o de 78 por ciento (828 mil) frente a enero de 2019.

La reducción de atención implica un mayor riesgo de muerte y un mayor empobrecimiento de la gente, que enfrenta enfermedades altamente costosas en su tratamiento.

También hay una caída de 46 por ciento (39 mil consultas) en planificación familiar y 43 por ciento (148 mil consultas) en los pacientes sanos que asisten a revisión.

La investigación citada encuentra que si analizamos el rango de edad, los adultos mayores han sido los más perjudicados. Hay más pensiones para todos los adultos mayores, pero menos atención médica para los más pobres.

En enero, las consultas a mujeres con más de 60 años presentan una reducción de 36 por ciento (69 mil consultas) en comparación con 2021, y para los hombres mayores son 37 por ciento (39 mil consultas) menos.

Si la comparación es con enero de 2019, los más jóvenes son los más afectados. Las consultas para niñas de un año muestran una contracción del 91 por ciento (78 mil), y de 90 por ciento (79 mil) para los niños.

Estos terribles resultados también los encontró el INEGI cuando levantó el censo 2020 casa por casa. Reportó 15 millones 600 mil personas más que declararon no tener acceso a servicios de salud respecto a 2018, cuando existía el Seguro Popular.

El gasto per cápita del INSABI es el más bajo entre todos los subsistemas de salud pública. En 2021, fue de 3 mil 58 pesos frente a 21 mil 756 en Pemex y las Fuerzas Armadas o frente a 6 mil 921 pesos en el IMSS. Este bajo gasto per cápita impacta la cobertura y calidad de los servicios que reciben sus pacientes.

Sin reconocer el fracaso del INSABI, el presidente anuncia que los 70 millones de mexicanos que no son derechohabientes serán atendidos por un sistema, IMSS Bienestar, que tiene el presupuesto per capita más bajo: 2 mil 13 pesos.

La decisión del Ejecutivo de trasladar los servicios de salud de la población sin cobertura al IMSS-Bienestar es una nueva improvisación.

En el México gobernado por Morena hay cuatro tipos de servicios de salud: 1) los de calidad, para quienes puedan pagarlos; 2) los de mediana calidad, para un poder adquisitivo medio y para quienes puedan endeudarse; 3) los del IMSS y el ISSSTE, de poca calidad y mucho desabasto, para derechohabientes que no pueden endeudarse, y, 4) los del IMSS-Bienestar, de la peor calidad, para los que no son derechohabientes y son pobres.

Se prometió dar más servicios y atender la COVID-19 pero no se aumentó el presupuesto. Se prometió salud para todos pero se destruyó lo que servía en lugar de mejorarlo. Falsas promesas.

El IMSS no puede ni con el IMSS y ahora debe sustituir un INSABI que nació muerto.

Más años sin salud para los más pobres.

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