Aprueban medidas urgentes para proteger a los océanos... pero son insuficientes
- migueldealba5
- hace 3 minutos
- 4 Min. de lectura

Más de 170 países aprobaron una declaración política en la que prometen medidas urgentes para proteger los océanos en la Tercera Conferencia de las Naciones Unidas sobre los Océanos.
“Cerramos no sólo con esperanza, sino con un compromiso concreto, una dirección clara y un impulso innegable”, declaró Li Junhua, secretario general adjunto de Asuntos Económicos y Sociales de la Organización de las Naciones Unidas (ONU).
La reunión, conocida como UNOC3, aprovechó el impulso de las anteriores cumbres sobre los océanos celebradas en Nueva York (2017) y Lisboa (2022), por lo que culminó con un llamado común para ampliar la protección marina, frenar la contaminación, regular la alta mar y desbloquear la financiación para las naciones costeras e insulares vulnerables.
Compromisos ambiciosos
El Plan de Acción de Niza sobre los Océanos es un marco que comprende una declaración política y más de 800 compromisos voluntarios de gobiernos, científicos, organismos de la ONU y la sociedad civil, “que van desde la promoción por parte de los jóvenes hasta la alfabetización de los ecosistemas de los fondos marinos, la creación de capacidad en ciencia e innovación, y el compromiso de ratificar los tratados intergubernamentales”, declaró Li.

Los compromisos reflejan la amplitud de la crisis de los océanos. La Comisión Europea anunció una inversión de mil millones de euros para apoyar la conservación de los océanos, la ciencia y la pesca sostenible, mientras la Polinesia Francesa se comprometió a crear la mayor zona marina protegida del mundo, que abarcará su zona económica exclusiva, unos cinco millones de kilómetros cuadrados.
Alemania puso en marcha un programa de cien millones de euros para retirar municiones submarinas de los mares Báltico y del Norte. Nueva Zelanda comprometió 52 millones de dólares para reforzar la gobernanza de los océanos en el Pacífico, y España anunció cinco nuevas zonas marinas protegidas.
Una coalición de 37 países liderada por Panamá y Canadá lanzó la Coalición de Gran Ambición por un Océano Tranquilo para enfrentar la contaminación acústica submarina. Indonesia y el Banco Mundial introdujeron un Bono de Coral para financiar la conservación de los arrecifes en el país.
“Las olas del cambio se han formado; ahora es nuestra responsabilidad colectiva impulsarlas, por nuestra gente, nuestro planeta y las generaciones futuras”, dijo Li.
Un escenario diplomático
La cumbre se había inaugurado con duras advertencias. “No tratamos el océano como lo que es: el bien común mundial por excelencia”, afirmo António Guterres, secretario general de la ONU, junto a los presidentes de Francia y de Costa Rica, Emmanuel Macron y Rodrigo Chaves Robles, quienes abogaron por un multilateralismo renovado anclado en la ciencia.
El enviado especial de Francia para la conferencia, Olivier Poivre d'Arvor, recordó que en Niza “queremos (...) arriesgarnos a un cambio transformador. Creo que hemos avanzado, pero ya no podemos retroceder".
Uno de los principales objetivos de la conferencia era acelerar los avances en el Tratado de Alta Mar (Acuerdo BBNJ), adoptado en 2023 para salvaguardar la vida marina en aguas internacionales, pues se necesitan 60 ratificaciones para su entrada en vigor. Hasta ahora el total asciende a 50.
“Es una victoria significativa, en especial porque es muy difícil trabajar ahora en el océano cuando Estados Unidos está tan poco implicado”, declaró Poivre, quien aludía a la ausencia de una delegación estadounidense de alto nivel y a la reciente orden ejecutiva del presidente Donald Trump que promueve la minería en aguas profundas.
“Las profundidades marinas no están en venta”, dijo al hacerse eco de las declaraciones del presidente Emmanuel Macron.
Poivre d'Arvor hizo hincapié en el acuerdo alcanzado en la cumbre. “Puede que falte un país, oero 92 por ciento de los ‘copropietarios’ estaban presentes en Niza”.
Impulso y prueba
Para Peter Thomson, enviado especial de la ONU para los Océanos, Niza marca un punto de inflexión. “No es tanto lo que ocurre en la conferencia, sino lo que ocurre después”, declaró al recordar los primeros días de la defensa de los océanos, cuando se estableció por primera vez el Objetivo de Desarrollo Sostenible 14 (ODS14) sobre la vida bajo el agua.
“Desde el desierto en que estábamos en 2015 (...) hasta donde estamos ahora se ve este increíble compromiso”.
Ahora la atención se centra en la Cuarta Conferencia de las Naciones Unidas sobre los Océanos, que organizarán Chile y Corea del Sur en 2028.
Thomson expresó su esperanza de que para entonces se hayan ratificado y puesto en práctica los principales acuerdos mundiales, como el Tratado de la BBNJ, el Acuerdo sobre Subvenciones Pesqueras de la Organización Mundial del Comercio (OMC) y el Tratado Mundial sobre el Plástico.
La cumbre de 2028 también marcará un momento decisivo, ya que el ODS 14 se acerca a la meta de 2030. "¿Qué haremos cuando el ODS 14 alcance su madurez en 2030? Obviamente, tiene que ser más ambicioso, más fuerte".
Subrayó que el ODS 14 no alcanzó el objetivo propuesto para 2020 de proteger el 10 por ciento de los océanos, por lo que el nuevo punto de referencia es la protección del 30 por ciento para 2030.
Sin embargo, las tensiones persistieron en la conferencia. Los Pequeños Estados Insulares en Desarrollo exigieron un lenguaje más contundente sobre las pérdidas y daños, es decir, los perjuicios causados por el cambio climático que van más allá de lo que las personas pueden adaptarse.
“No puede haber una declaración sobre los océanos sin los Pequeños Estados Insulares en Desarrollo”, advirtió un delegado,
Otros, como el presidente Chaves de Costa Rica, pidieron una moratoria para la explotación minera de los fondos marinos en aguas internacionales, hasta que la ciencia pueda evaluar los riesgos, medida que no se incluyó en la declaración final.
Aun así, la declaración política adoptada en Niza, titulada Nuestro océano, nuestro futuro: unidos para una acción urgente, reafirma el objetivo de proteger el 30 por ciento de los océanos y la tierra para 2030, al tiempo que respalda marcos mundiales como el Acuerdo de Kunming-Montreal sobre Biodiversidad (adoptado en 2022, por el que las naciones se comprometen a detener e invertir la pérdida de naturaleza para 2030 mediante ambiciosos objetivos de conservación y una gestión sostenible de la biodiversidad) y los objetivos climáticos de la Organización Marítima Internacional.