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Así se hizo la Revolución...


¡Qué hay de nuevo… viejo!


Por Araceli Mendoza


La Constitución de 1917 se promulgó el 5 de febrero, la cual venía trabajando el Congreso Constituyente desde el año anterior, con la finalidad de crear un nuevo marco legal para que el país emanado de la Revolución funcionara.

Por un lado estaban quienes querían plasmar algunas reivindicaciones de los grupos que apoyaron el movimiento y ver un nuevo marco jurídico para los obreros y campesinos, principalmente, pero se conservaron algunos principios jurídicos como la laicidad del Estado, la separación de la Iglesia y el Estado y la libertad de culto, contenidos en los artículos 24 y 130, heredados de la Constitución del 57. Se innovaron la educación pública, la propiedad social de la tierra (artículo 27), y los derechos protectores de los trabajadores (Art. 123).

¡Que los Constituyentes muertos se levanten! Hombres y mujeres en la lucha de la Revolución querían un México mejor, de oportunidades para todos los mexicanos. Parecería una lucha pérdida, una burla, lo que vive México actualmente.

¿Dónde quedó la lucha de Francisco Villa, de Emiliano Zapata, silenciada con ráfagas de plomo, al igual que la de los periodistas asesinados? La verdad no peca, pero incomoda.

Los obreros trabajan sin garantías de ninguna índole, sin seguridad social; muchos, con un salario mínimo -sí, mínimo, porque el Presidente dijo que había aumentado ¡como nunca antes!, pero la canasta básica también tuvo aumentos en artículos de primera necesidad y medicamentos-.

A los trabajadores no les alcanza con su aumento, y carecen de la atención médica que requieren y laboran en peores condiciones que antes de la Revolución. A todos nos están apretando en el bolsillo, y pagan más impuestos en todo.

Si mencionamos a los campesinos, están amenazados por los cárteles. No pueden vivir en sus comunidades, porque sólo cuentan con sus herramientas de trabajo, y no armas, como sí las tienen los cárteles del crimen organizado. Los aumentos al limón, al aguacate, son muestra de lo que están padeciendo.

La educación pública está sumida, hoy más que nunca, en un gran bache tecnológico en las comunidades más apartadas del país. Las escuelas son vandalizadas y están sin agua, en ruinas, sin medidas de higiene para con la pandemia; los cubrebocas son demasiado caros para los habitantes de las comunidades, por lo que usan el mismo durante largo tiempo. La cultura reduce su presupuesto, no paga a los músicos, a narradores, etc., y los sindicatos corruptos se la viven secuestrando las vías del tren.

La separación del Estado con la Iglesia se ha perdido. Todos los días, el presidente Andrés Manuel López Obrador sube al púlpito de su mañanera a decir que un “detente”, un símbolo religioso, te defiende de la pandemia y asegura que siempre lo lleva con él; que “hay que perdonar”… Parece pastor de alguna iglesia aunque, como ya lo he mencionado, también le gusta el chamanismo. La laicidad, simplemente, no la practica.

¿Qué hay que celebrar en el aniversario de la Constitución de 1917? Pienso que nada. El respeto a las fuerzas de seguridad se perdió y están más que rebasadas, y sus jefes callan y se guardan sus heridos y sus muertos.

Me pregunto ¿Y las familias de estos militares, policías? Como trabajadores, no los protege la Constitución, aunque lo diga el artículo 123. Ya se murieron y que vengan sus familias a reclamar. Muchos de estos hombres se enlistan en esas corporaciones por carecer de educación y tienen que llevar el sustento a sus familias. Cuando mueren, sus familias -por falta de conocimiento de sus derechos- sólo reciben un ataúd con el cuerpo y, quizá, la bandera de México .

Una Constitución también muerta, por toda la ráfaga de injusticias, corrupción y sin derechos humanos.

quehaydenuevoviejo760@yahoo.com.mx

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