Por Déborah Buiza
@DeborahBuiza
Se dice que los gatos tienen nueve vidas y que uno, de humano, simple mortal, sólo una. Sin embargo, el promedio de vida humana es de alrededor de 75 años... ¿Cuántas vidas podrían existir en todo ese tiempo?
En otras épocas, las personas vivían a lo más 50 años... O 60 cuando muy longevas, si acaso. Era de esperarse que lo que se decidiera ser o hacer a temprana edad se siguiera siendo y haciendo durante “toda la vida”; encontrar una profesión, un quehacer profesional u ocupacional, casarse y tener hijos ocupaba todo el tiempo de esa vida. Realmente no quedaba para más.
Ahora todo parece ir más rápido y que las posibilidades se han ampliado; nuestros horizontes y miras pueden ir más allá de tener una sola ocupación para realizar todos los días hasta nuestra muerte, de encontrar una pareja con quien envejecer o de que la crianza de los hijos sea el único proyecto vital.
El mundo se diversificó. Se hizo aún más grande, pero a veces seguimos pensando en “pequeño” y en “para siempre”, sin percatarnos que ese para “siempre” implica, al menos, 50 años por delante. En ese sentido, para siempre podría resultar, mínimo, en 18 mil 250 días.
¿Te imaginas más de 18 mil días siendo, haciendo y viviendo lo mismo?
Decidir una carrera a los 17 y entonces dedicarse las próximas cinco décadas sólo a ese tema…
Decidir un rumbo amoroso a los 20 y caminar –sí o sí– en ese sendero durante los próximos 60 años...
Decidir un estilo de vida a los 30 y mantenerlo a rajatabla aunque pierda sentido al paso del tiempo…
En el pasado tomaste decisiones que te trajeron a donde estás hoy; decisiones que tomaste con las herramientas que tenías en ese momento, en las circunstancias en que te encontrabas. Sin embargo, soy una convencida de que en la vida hay momentos en que se pueden tomar decisiones que cambien el rumbo de tu vida; que te pueden llevar a otros lugares y que, aunque sientas que puedas traicionar al “viejo tú” que tomó decisiones pensando sería lo mejor para ti, hoy puedes hacer nuevas elecciones, incluso la de “hacer una nueva vida”.
Si fuéramos como los gatos y pudiéramos cambiar de vida varias veces, ¿qué harías con la vida que tienes? Y si la cambiaras por otra ¿a qué te gustaría dedicarte; dónde te gustaría vivir; cómo te gustaría que fueran tus días; cómo te gustaría verte y sentirte?
Te voy a decir algo que ya sabes: hasta ahora ya tuviste, al menos, tres vidas: la de infante, la de adolescente y la de adulto joven. Tienes por delante la posibilidad de crear de manera muy consciente, si quieres, al menos tres vidas distintas. Claro, si te animas.
Por supuesto que cambiar el “para siempre” por “una nueva vida” (u otra vida) no es fácil porque implica romper en varias ocasiones lo que pensabas de ti mismo, del mundo, y te desafiará y exigirá, porque incluso requerirá en muchas ocasiones ir contracorriente y realizar algún esfuerzo o sobreesfuerzo que te cuestionará la decisión que tomaste respecto al cambio, porque habrá en el proceso pérdidas, duelos y quizá un poco (o un mucho) de drama … ¿Suena muy arriesgado? Si, pero puede que valga la pena… o, al menos, toda una vida.
Y a tí, ¿qué vida te gustaría vivir?
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