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Decisiones sobre cambio climático no deben ser ideológicas: ICM


La Cumbre Climática de Naciones Unidas (COP28) concluyó y aunque tuvo algunos logros, las negociaciones finales demostraron su incapacidad para reconocer que, para atender adecuadamente la crisis climática, es indispensable la eliminación gradual del uso de todos los combustibles fósiles siguiendo tres etapas: parar de inmediato la proliferación (aumento); alcanzar el pico en el consumo en esta década y llegar a la eliminación total.

“El uso de combustibles fósiles para generar electricidad y para la transportación son la primera causa del calentamiento global en México y en el mundo, por lo que reconocer que debemos limitarlos y dejar de usarlos cuanto antes es un posicionamiento elemental de congruencia entre el decir y el hacer.

"La COP28 evidenció que la acción climática y la política energética fósil no pueden coexistir y México no puede quedarse atrás”, señaló Adrián Fernández, director ejecutivo de la Iniciativa Climática de México (ICM).

En consideración de la necesidad de eliminar gradualmente el uso de combustibles fósiles, ICM urge a las candidatas a la presidencia de México a incluir en sus plataformas y planes de gobierno las medidas pertinentes que, aunque ambiciosas, son factibles.

Para ello, es necesario romper con inercias arraigadas y nuevas narrativas, como que el gas natural es un combustible de transición. El gas no puede ser la apuesta para atender la demanda futura de electricidad ya que no es compatible con el cumplimiento de nuestras metas climáticas.

En el marco de la COP28, y como apuntalamiento a la necesidad de eliminar el uso de combustibles fósiles, se presentó el Capítulo México del Tratado de No Proliferación de Combustibles Fósiles, al cual ya se unieron durante la COP28 Colombia y Nauru. Es necesario que México lo haga a la brevedad.

México tendría que cuadruplicar la capacidad instalada de energías renovables para cumplir con la Contribución Determinada a nivel Nacional (NDC) presentada en 2022. Esto es, pasar de 14.4 GW de capacidad instalada a 57.6 GW.

Además, de acuerdo con el estudio “Emisiones Netas Cero desde la Sociedad Civil 2060”, recientemente publicado por ICM, para cumplir con la ruta más ambiciosa hacia un nivel de cero emisiones deben cumplirse una serie de hitos fundamentales en tiempos bien acotados.

A partir de 2027 ya no se deberán instalar en México nuevas plantas de generación eléctrica fósil.

  • Sacar progresivamente el carbón de la matriz eléctrica al 2030, con procesos participativos y de inclusión social de las comunidades.

  • Eliminar completamente el uso de combustóleo antes de 2035.

  • Expandir y fortalecer la red eléctrica con urgencia (financiamiento público-privado). 

Países emergentes con matrices eléctricas más contaminantes que México, como Sudáfrica e Indonesia, ya empezaron a poner en marcha esfuerzos para una transición energética justa. Otros países como Brasil, India y Colombia han iniciado pláticas y negociaciones para acceder a nuevas fuentes de recursos. 

Para México, la reducción de emisiones es conveniente, ya que genera nuevos empleos y le permite acceder a recursos internacionales etiquetados para la mitigación.



Hoy, generar electricidad con combustóleo y con carbón es más caro que hacerlo con energías renovables. La generación fósil contamina el aire de nuestras ciudades y ocasiona enfermedades y mortalidad prematura en quienes viven en México.

La agenda y la planeación estratégica, así como las decisiones e inversiones en materia de energía y de cambio climático en México, deben ser el resultado de deliberaciones informadas entre especialistas de diversas disciplinas, sociales, económicas, ingenieriles y ambientales para trazar una ruta que maximice los beneficios sociales mientras avanzamos por la lucha para salvar al planeta. Estas deliberaciones deben mantenerse al margen de cuestiones ideológicas, pero también de intereses económicos y comerciales que suelen ser diferentes a los que buscan el bienestar de la mayoría.

Será fundamental reconstruir capacidades de gestión dentro y fuera del gobierno en materia de cambio climático y diseñar los esquemas institucionales que permitan a México reinsertarse en el concierto global por impulsar y acelerar la acción climática para no llegar a la frontera del aumento de la temperatura al nivel postindustrial del 1.5 grados.  

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