
En un campus en expansión en Pretoria, científicos, ingenieros e investigadores trabajan arduamente en el complejo de laboratorios más grande y con mejores recursos de Sudáfrica.
Encorvados sobre sus microscopios, mirando placas de Petri y registrando meticulosamente los resultados de las pruebas, tienen una visión compartida: mejorar la calidad de vida de los sudafricanos, de la forma más sostenible posible.
Durante casi ochenta años, el Consejo de Investigación Científica e Industrial (CSIR) ha aprovechado algunas de las mentes más brillantes para impulsar la innovación en agricultura, energía, productos químicos, atención médica, manufactura, minería y defensa.
En los últimos años, ha desarrollado una serie de innovaciones para abordar la contaminación plástica, que cobra un precio cada vez mayor en el medio ambiente.
"Todo lo que hacemos debería contribuir a mejorar la calidad de vida de la población de Sudáfrica", dijo el director ejecutivo de CSIR, Thulani Dlamini, en una entrevista con el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA). "Esa es la prueba de fuego para saber si realmente estamos logrando un impacto".
Por sus esfuerzos para desarrollar y aplicar soluciones a la contaminación plástica, CSIR fue nombrado Campeón de la Tierra para la Ciencia y la Innovación 2023, el máximo honor ambiental de las Naciones Unidas.
"Las soluciones basadas en la ciencia y en datos son esenciales para que la acción ambiental sea efectiva", dijo Inger Andersen, directora Ejecutiva del PNUMA. "El excelente trabajo realizado por el CSIR de Sudáfrica nos recuerda que la innovación es crucial si la humanidad quiere forjar un futuro más sostenible para las personas y el planeta".

CSIR utiliza tecnología de punta para probar la biodegradabilidad de los plásticos,
producir plástico compostable y más. (PNUMA/Ihsaan Haffejee)
Innovación para mejorar vidas Tras el final de la Segunda Guerra Mundial, Sudáfrica reconoció que la investigación científica y la innovación eran necesarias para estimular su recuperación económica y su desarrollo industrial. Así, mediante una ley del parlamento, el país creó el CSIR en 1945.
A lo largo de su historia, el CSIR ha desempeñado un papel vital al proporcionar evidencia rigurosa para informar la toma de decisiones.
En 2022, fue el primero en utilizar Pathways, una aplicación de software desarrollada por Pew Charitable Trusts y la Universidad de Oxford para evaluar estrategias locales para reducir la contaminación plástica.
Sus hallazgos contribuyeron a un informe dirigido a los responsables políticos, que concluyó que Sudáfrica podría reducir la contaminación plástica en un 63 por ciento para 2040 con intervenciones en toda la cadena de valor del plástico. Entre ellas se incluyen limitar la demanda de plástico, utilizar materiales alternativos y aumentar la recogida de residuos.
"No existe una solución única para abordar eficazmente la contaminación plástica en el país. Se requerirán tanto intervenciones iniciales, como reducir la demanda y proponer alternativas, como intervenciones posteriores, como una mejor recogida y eliminación de residuos y un aumento de la capacidad de reciclaje", afirmó Dlamini.

CSIR emplea a unas 2 mil 400 personas, de las cuales 1.600 son científicos,
investigadores e ingenieros. (PNUMA/Ihsaan Haffejee)
Abordar la contaminación plástica Asequible, flexible y duradero, el plástico ha transformado la vida cotidiana y ha aportado muchos beneficios a la sociedad, incluso en la atención sanitaria, la construcción, el embalaje y la energía.
Sin embargo, genera al año 1.800 millones de toneladas de emisiones de gases de efecto invernadero que calientan el planeta, equivalentes al 3,4 por ciento del total mundial. Se ha reciclado menos del 10 por ciento del plástico producido. El resto se entierra, se quema o se filtra al medio ambiente.
Sin una acción urgente, la contaminación plástica en Sudáfrica casi se duplicará a 865 mil toneladas en 2040, desde las 491 mil toneladas generadas en 2020, según datos del CSIR .
Para ayudar a reducir ese costo, CSIR ha desarrollado un plástico compostable. Expertos externos dicen que para aplicaciones muy específicas en las que los desechos plásticos son difíciles o casi imposibles de recolectar, como las películas de abono agrícola, el plástico biodegradable puede ser una solución útil.
Los productos elaborados con la alternativa plástica de CSIR pueden biodegradarse en 180 días o, combinados con desechos orgánicos, convertirse en abono en 90 días, sin dejar residuos tóxicos.
Sin embargo, no todo el plástico “biodegradable” es lo que pretende ser.
Gracias al equipo proporcionado por la Organización de las Naciones Unidas para el Desarrollo Industrial (ONUDI) y el Gobierno de Japón, CSIR alberga el único laboratorio en África con capacidad para probar plásticos que se promocionan como biodegradables. Esto no sólo mejora la transparencia, sino que el proceso también puede identificar cualquier tipo problemático de material nuevo.
El consejo también ha creado el #SolvePlasticsAfrica Hub, una plataforma en línea de código abierto que puede ayudar a fomentar soluciones, el intercambio de conocimientos y la colaboración entre socios de los sectores público y privado en todo el continente.
“No queremos hacer investigaciones que sólo terminen en el laboratorio. Queremos que esto se traduzca donde tenga un impacto. Queremos ver la comercialización y ampliación de algunas de las soluciones que hemos desarrollado”, dijo Dlamini.
CSIR emplea a unas 2 mil 400 personas, de las cuales 1.600 son científicos, investigadores e ingenieros. La investigación de vanguardia del consejo ha dado lugar a numerosos avances fuera del plástico, incluido el desarrollo de una tecnología de células madre que podría ser la clave para encontrar curas para algunas de las enfermedades más prevalentes de África.
Otros aspectos destacados incluyen técnicas para modificar genéticamente el mijo perla para aumentar su valor nutricional y una herramienta de mapeo de alta resolución para gestionar los bosques de Sudáfrica y monitorear su biodiversidad.
"No nos limitamos a fabricar materiales o mezclar polímeros", afirmó Maya Jacob John, investigadora principal del CSIR. "A largo plazo, [nuestro objetivo] es resolver problemas, incluida la contaminación plástica y las emisiones de gases de efecto invernadero".
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