El estado del mundo es insostenible, afirmó António Guterrez, secretario general de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) al inaugurar el segmento de alto nivel del debate de la Asamblea General.
António Guterres, sin embargo, se dijo convencido de que la grave problemática mundial tiene solución, la cual requiere que los mecanismos existentes para la resolución de problemas funcionen de verdad.
A su parecer, la Cumbre del Futuro sería un primer paso en el largo camino por recorrer, pero para llegar allí es necesario enfrentar tres factores principales de insostenibilidad: la impunidad, la desigualdad y la incertidumbre imperantes en la actual coyuntura.
La impunidad amenaza los cimientos del derecho internacional y de la propia Carta de las Naciones Unidas al permitir violaciones y abusos de las garantías fundamentales y de los derechos de los Estados.
La desigualdad socava a los países y los empuja al abismo por medio de injusticias y agravios.
La incertidumbre pone en riesgo el futuro de la humanidad de formas desconocidas, debido a la falta de regulación de fenómenos nuevos que pueden ser tan rápidos como imprevistos.
Alertó que “los mundos de impunidad, desigualdad e incertidumbre están interconectados y colisionan”.
Impunidad
Guterres sostuvo que "el nivel de impunidad en el mundo es políticamente indefendible y moralmente intolerable”; señaló cada vez son más los gobiernos que transgreden el derecho internacional y pasan por encima de los instrumentos e instituciones internacionales, así como de las decisiones de los tribunales.
“Pueden hacer caso omiso del derecho internacional humanitario. Pueden invadir otro país, asolar sociedades enteras o ignorar por completo el bienestar de su propio pueblo y nada sucede”.
Destacó la guerra en Gaza, a la que consideró como “una pesadilla que no cesa y amenaza con arrastrar consigo a toda la región. No hay más que mirar a Líbano”, para luego llamar a hacer todo lo posible para impedir que Líbano “se convierta en otra Gaza”.
Tras reiterar que nada justifica ataques como los cometidos por Hamas el 7 de octubre en Israel, recalcó que el castigo colectivo del pueblo palestino es injustificable.
La masacre en Gaza no tiene parangón
“La velocidad y escala de la matanza y la destrucción en Gaza no tienen parangón en mis años como secretario general”, dijo al recordar que más de 200 trabajadores de la ONU han sido asesinados y rendir homenaje a quienes siguen en cumplimiento de su labor humanitaria a pesar de las terribles condiciones imperantes en la Franja.
“La comunidad internacional debe movilizarse a favor de un alto el fuego inmediato, la liberación inmediata e incondicional de todos los rehenes y el inicio de un proceso irreversible hacia una solución de dos Estados”, puntualizó.
“¿Cuál es la alternativa? ¿Cómo podría el mundo aceptar un futuro de un solo Estado que incluya a un número tan grande de palestinos sin ninguna libertad, derechos ni dignidad?”.
Desigualdad
Sobre la desigualdad, Guterres aseguró que es una cuestión de poder que se acentúa con el tiempo y las crisis, con raíces históricas muy profundas.
Para ilustrar la inmensa disparidad mundial, citó que el 1 por ciento más rico de la población posee el 43 por ciento de los activos financieros mundiales, mientras que a nivel nacional, algunos gobiernos agravan las desigualdades al otorgar enormes beneficios fiscales a las corporaciones y a los ultrarricos, mientras descuidan las inversiones en salud, educación y protección social.
“Nadie es más perjudicado que las mujeres y las niñas del mundo”, indicó al mencionar la discriminación, marginación y violencia de género de las que son víctimas en todas las sociedades.
Precisó que en algunos países, las leyes amenazan la salud y los derechos reproductivos de las mujeres, o se usan para consolidar su opresión sistemática, mientras que en muchos otros se les obstaculiza el acceso a las altas esferas de la vida pública y los gobiernos.
Para combatir las desigualdades, instó a aumentar el financiamiento a la Agenda 2030 de desarrollo sostenible y al Acuerdo de París, lo que implica una inversión de 500 mil millones de dólares anuales, liderada por los países del G20.
Además, supone reformas para aumentar sustancialmente la capacidad de préstamo de los bancos multilaterales de desarrollo y permitirles ampliar masivamente el financiamiento asequible a largo plazo para el clima y el desarrollo, al igual que promover la reestructuración de la deuda a largo plazo, entre otras medidas.
El statu quo agota su poder
Guterres manifestó que no se hace ilusiones sobre las barreras a la reforma del sistema multilateral. "Quienes tienen poder político y económico, y los que creen tenerlo, son siempre reacios al cambio”, reconoció.
No obstante, advirtió que el statu quo está agotando su poder y, "sin reformas, la fragmentación es inevitable, y las instituciones globales perderán legitimidad, credibilidad y eficacia”.
Incertidumbre
Al hablar de la incertidumbre, alertó de los altos niveles de ansiedad frente a dos espadas de Damocles: la crisis climática y la inteligencia artificial con su avance vertiginoso.
Del clima insistió en las previsiones de eventos cada vez más extremos, al subrayar que las sequías, las inundaciones y los incendios forestales no son desastres naturales, sino provocados por la actividad humana.
“Estamos en camino de superar el límite global de un aumento de temperatura de 1.5 grados Celsius por encima de los niveles preindustriales”, vaticinó, pero se mostró optimista al afirmar que “a medida que el problema empeora, las soluciones son cada vez mejores”.
Refirió que los precios de las energías renovables están a la baja, por lo que la adopción de estas fuentes se acelera y la vida se transforma con energía limpia, accesible y asequible que, además, genera millones de empleos.
Rumbo incierto
Al abordar el tema de las nueva tecnologías, señaló que la inteligencia artificial avanza muy rápido, pero aún no sabemos a dónde nos lleva.
Luego de listar una serie de interrogantes dicotómicas en el futuro imprevisible de la inteligencia artificial, Guterres se pronunció por su regulación global, sin la cual “podría conducir a divisiones artificiales en todos los ámbitos: una gran fractura con dos internets, dos mercados, dos economías, con cada país obligado a elegir un bando, y con enormes consecuencias para todos”.
“Muchos dicen que las diferencias y divisiones en nuestro mundo son demasiado grandes y es imposible que nos unamos por el bien común (…), pero la Cumbre del Futuro demostró que con un espíritu de diálogo y compromiso, podemos unir fuerzas para conducir nuestro mundo hacia un camino más sostenible. Este no es el final, es el comienzo de un viaje, una brújula en el torbellino. Sigamos adelante”, concluyó.
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