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En la COP30, la justicia estará en el centro de la transición energética


Imagen generada con Gemini AI
Imagen generada con Gemini AI

Por Miguel Ángel de Alba


La Conferencia de las Partes 30 (COP30) llega marcada por una tensión evidente: las energías renovables crecen demasiado despacio y de forma desigual. A dos años del compromiso global asumido en Dubái para triplicar la capacidad de energías limpias antes de 2030, el planeta depende cada vez más de los combustibles fósiles. El reloj climático no se detiene y las promesas parecen quedarse cortas.

Según la Agencia Internacional de Energía (IEA), la demanda mundial de energía creció por encima del promedio en 2024 e impulsó el consumo de petróleo, gas y carbón, además de renovables. El resultado fue un aumento de las emisiones de dióxido de carbono (CO₂), un golpe directo a los objetivos del Acuerdo de París.

Aunque la participación de las energías renovables en la generación eléctrica global alcanzó el 31.8 por ciento en 2025, los analistas señalan que el ritmo actual no basta para mantener el calentamiento dentro del límite de 1.5 grados Celsius (°C).

El crecimiento tampoco es equitativo. China y los países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) concentraron casi 90 por ciento de la nueva capacidad renovable instalada en 2024, mientras África representa apenas el 1.6 por ciento del total global.

Más de 660 millones de personas siguen sin acceso a electricidad y más de 2 mil millones carecen de medios para cocinar con combustibles limpios. La transición energética avanza, pero deja atrás a los más vulnerables.

De la promesa a la obligación

El mapa de ruta de Bakú a Belém afirma que la de Belém será la primera cumbre climática después de la histórica Opinión Consultiva de la Corte Internacional de Justicia, que declaró que los Estados tienen la obligación legal —no solo política— de actuar con ambición frente al cambio climático. Para las organizaciones de justicia climática, este dictamen puede convertirse en un punto de inflexión: ya no se trata de buena voluntad, sino de responsabilidad jurídica.

Justicia y transición: el nuevo frente

En este contexto, la Red de Acción Climática (CAN International) impulsa la creación del Mecanismo de Acción de Belém (BAM), una propuesta para garantizar que la transición energética sea justa, equitativa y respetuosa de los derechos humanos, que buscaría coordinar esfuerzos globales dispersos, promover la transferencia tecnológica, aliviar la deuda del Sur Global y financiar proyectos de energía comunitaria.

“El riesgo es que el nuevo auge verde repita los patrones del viejo extractivismo”, advierten desde CAN, en alusión al auge de los “minerales de transición” —como el litio o el cobalto— cuya explotación ya genera conflictos sociales y ambientales.

La trampa de los “combustibles sostenibles”

Otro punto de controversia en la COP 30 será el llamado Compromiso 4X de Belém, iniciativa que pretende cuadruplicar la producción de biocombustibles, hidrógeno y amoníaco “sostenibles”, a pesar de que organizaciones alertan que, sin salvaguardas claras, este impulso podría beneficiar principalmente a las economías del Norte global y agravar la presión sobre los ecosistemas, los alimentos y los derechos humanos.

“Muchos proyectos son más verdes en el papel que en la práctica”, señala Oxfam, al  recordar que algunos biocombustibles pueden generar más emisiones que los combustibles fósiles.

Financiar la equidad

El financiamiento será otro de los temas clave. Tras el decepcionante resultado de la COP29, donde los países desarrollados insistieron en priorizar capital privado sobre fondos públicos, la COP30 es una nueva oportunidad para sentar bases sólidas. Se espera que Belém defina una ruta para garantizar financiamiento justo, transparente y basado en donaciones, especialmente para los países en desarrollo.

Energía para la adaptación

Más allá de la mitigación, las energías renovables pueden convertirse en una herramienta de adaptación climática. Desde sistemas solares para hospitales rurales hasta microredes que abastecen comunidades aisladas, la energía limpia tiene un papel decisivo para fortalecer la resiliencia de los países del Sur ante eventos extremos.

El desafío de Belém

Con la Amazonia como telón de fondo, la COP30 será recordada por una pregunta esencial: ¿puede el mundo acelerar la transición energética sin repetir las injusticias del pasado?

El éxito o fracaso de Belém dependerá, más que de promesas, de la voluntad política de convertir la justicia en la verdadera energía renovable del siglo XXI.

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