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Establecer en las aulas los conocimientos y técnicas de las bellas artes



Por: Fernando Silva


El conjunto de expresiones estéticas con esquemas organizados de manifestación artística a partir del punto, líneas, movimientos, trazos, pinceladas, martillazos, modelados, formas, volúmenes, signos, planos, texturas y colores, como derivación del pensar de un autor de la pintura y la escultura, se pueden determinar y reconocer a partir de las capacidades individuales, conocimientos, entorno sociocultural y, principalmente, con una razonada y atrayente propuesta plástica, lo que proporciona a los espectadores criterios y planteamientos para el intercambio de opiniones —consigo mismo y con otras personas— sobre hechos, circunstancias, experiencias, reflexiones, sueños, lecturas, reciprocidades intelectuales, emociones y sensaciones que los creadores impregnamos a cada pieza; en ese sentido, lograr que alguien mire con detenimiento y dé paso a su libertad de pensamiento para contemplar y disfrutar de la intuición y los valores profesionales que otorgan las notables actividades mentales —como la observación y la conciencia— de quienes concebimos de manera creativa alguna o varias piezas con el auxilio de los fundamentos del conjunto de saberes de dos de las bellas artes, es un logro significativo, más, si la obra es adquirida en un ganar-ganar.

Tan grato escenario tiene la particularidad de considerar el respeto como principio fundamental en lo que respecta a la libertad de pensamiento y de expresión, el conocimiento, la dignidad y los derechos universales, en el marco de la capacidad que tenemos para reconocer nuestro entorno y relacionarnos con afecto y consideración hacia todo ser viviente. Asimismo, es persistente que la comunidad de autores promovamos el que la gente se integre y cultive cualquiera de las bellas artes, al menos desde una perspectiva didáctica destinada al desarrollo de la inteligencia emocional, ya que es ampliamente aceptado que su práctica produce generosos efectos mentales, físicos y sociales, lo que en sí mismo es suficiente para plantearse el involucrarse y ahondar en el estado prolongado de bienestar en cualquier circunstancia del devenir de la vida.

Por lo tanto, potenciar el sano funcionamiento en las actividades somáticas y psíquicas, con el propósito e intención de conseguir caminos específicos de prosperidad para armonizar dignamente con su entorno personal, familiar y social, debería ser una de las prioridades culturales en cualquier sociedad. Obviamente, son variados los factores que contribuyen a la prosperidad, por lo que autorregularnos determinando las normas de convivencia a las que es importante adaptarnos, puede ampliar la capacidad para observar los elementos que impulsan la fuente de donde brotan las emociones. Es en este punto donde emergen los entendidos de la conciencia, inteligencia y razón natural de las bellas artes como germen potenciador de las mismas, en el entendido de que las alteraciones del ánimo —intensas y pasajeras, agradables o penosas— van acompañadas de un sinnúmero de propensiones del ánimo, en especial hacia el campo de la estética. De esta manera, es clara la relación entre las expresiones artísticas y los modos de vida, costumbres, tradiciones, conocimientos y grado de desarrollo social en cada nación, por lo que elevar los conceptos de lo bello y el placer es un excelente medio para evitar el declive cognitivo (individual y colectivo), además de que se atenúan las tensiones provocadas por situaciones agobiantes que originan reacciones psicosomáticas o trastornos psicológicos, por lo que es posible afirmar que la mayoría de los creadores de las bellas artes contribuimos con inagotables ideas en pro del bien común.

Sobre el particular, el que las manifestaciones artístico-culturales generen valiosa alianza hacia los derechos humanos —en favor de la eficaz deliberación, las exigencias inexcusables y la denuncia social frente a casos de injusticias y violencia de todo tipo— es resultado del compromiso personal y social que tenemos buena parte de los autores, a partir de asumirnos como agentes de cambio al incrementar los sanos valores y la sensibilidad social. Por lo que no es de sorprenderse cuando mujeres y hombres, conmovidos con los beneficios de los ideales humanistas, disponen de las manifestaciones estéticas como medio para denunciar problemáticas sociales, políticas, laborales, medioambientales, de género... Entonces, parte del designio es que se deje de concebir a la pintura y a la escultura como bienes que se hacen objeto de trato o venta exclusivo para personas con mayor capacidad económica y, por ende, que se restablezca su principal propósito: Que los museos sean los principales adquirientes y promotores de las piezas de los autores locales, en pro del derecho hacia toda persona —sin importar la posición que ocupa al seno de la sociedad— en el disfrute del arte que se produce en su localidad y, con ello, impulsar comunidades más compasivas y democráticas.

A lo comentado es vital estimar otra intención, la de lograr que se adicione al plan de estudios, desde la formación básica, a por lo menos cuatro de las bellas artes: pintura, música, literatura y danza, como poderosos instrumentos de contextualización para apuntalar la enseñanza; favorecer al profesorado y estudiantado a expresar sus ideas y emociones sobre la base de una actitud crítica, reflexiva, respetuosa y permanente, así como generar instancias de formación centrada en el desarrollo de habilidades creativas y modelos didácticos que en su conjunto amplían los valores éticos-morales y mentales de toda persona. Aquí es importante considerar dos aspectos: el primero, es que tales conocimientos sean enseñados por autores en activo con demostrada capacidad y experiencia. Y el segundo, la propuesta engloba un amplio abanico de potencialidades intelectuales, sociales, emocionales y físicas, que se han reconocido a lo largo de todas las épocas y culturas. De esta manera, lo mismo que un idioma, lenguaje o dialecto que se aprende en una comunidad lingüística, los razonamientos y desarrollo de las manifestaciones estéticas —mediante la cuales se interpreta lo real o lo imaginario— se cultivan de mejor forma en el entorno cultural y la interacción del alumnado con autores que tenemos por objeto expresar la belleza con un sinfín de técnicas y recursos mentales.

Por las razones manifestadas, es necesario brindar un lugar notorio a las bellas artes y a los autores en las instituciones escolares para que el significado de formación se haga patente en toda su extensión —independientemente de las diversas culturas y grupos sociales— en la medida en que el desarrollo integral del educando exige proporcionarle oportunidades significativas para experimentar las expresiones estéticas y aprender a usarlas de modo que los faculte para gozar de una vida con ascendentes valores humanos y en pro del bien hacer. En ese sentido, la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura, mejor conocida como UNESCO, realiza actividades destinadas a promocionar la diversidad de expresiones culturales a través de las bellas artes y los creadores. El principal objetivo es garantizar a través de la incidencia en las políticas culturales, los intercambios, el asesoramiento y el desarrollo de capacidades. Reconociendo que la pedagogía de las artes estéticas desempeña una función importante en la transformación de los sistemas educativos y contribuye directamente en la solución de los problemas sociales y culturales que afronta la humanidad. Es por esta razón que la UNESCO promueve las bellas artes en los diversos espacios formativos y educativos en todas las naciones.

Como breve epílogo. Establecer en las aulas los conocimientos y técnicas de las bellas artes tiene derivaciones cognitivas que preparan a los estudiantes, así como a cualquier persona, para conducir la vida con el desarrollo de habilidades del pensamiento holístico, lo que permite evaluar los entornos personales y sociales como un todo y cuyas partes se complementan de manera integral. Sin duda alguna, es urgente lograr el objetivo en un mundo tan convulsionado por eventos bélicos, violencia de todo tipo, el no respeto a los derechos humanos, el racismo y clasismo, el soborno y la corrupción, el daño al planeta y a los ecosistemas…

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