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Está cerca un tratado mundial contra la contaminación plástica

Plástico frente a un banco de peces. Bali, Indonesia. / © Unsplash/Naja Bertolt Jensen
Plástico frente a un banco de peces. Bali, Indonesia. / © Unsplash/Naja Bertolt Jensen

Más de 40 ministros se reunieron a puerta cerrada en Niza, Francia, para abordar una de las mayores amenazas medioambientales del planeta: la contaminación por plásticos, en el marco de la Tercera Conferencia de las Naciones Unidas sobre los Océanos, y ahí expresaron su determinación compartida de concluir, antes de finales de año, un tratado mundial que permita regular el ciclo de vida de los plásticos.

“Hay un compromiso para concluir el tratado en agosto”, declaró Jyoti Mathur-Filipp, quien supervisa la negociación. “Es un tema demasiado urgente como para aplazarlo más”.

Organizada por Inger Andersen, directora del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), la reunión marcó un punto de inflexión en un proceso que lleva dos años en marcha. Fue una señal de que el compromiso político está por fin a la altura del reto.

Con una última sesión de negociación prevista del 5 al 14 de agosto en Ginebra, aumenta la presión para lograr un texto jurídicamente vinculante que aborde la contaminación por plásticos desde su producción hasta su consumo y eliminación.

“Nos asfixiamos bajo el plástico”

Los residuos plásticos han penetrado en casi todos los ecosistemas del planeta y, en forma de microplásticos, también se acumulan en el cuerpo humano. Si no se toman medidas urgentes, en 2040 podrían verterse al océano 37 millones de toneladas de plástico anuales, según estimaciones de la ONU.

“Nos asfixiamos bajo el plástico”, advirtió Mathur-Filipp. “Si no actuamos, ningún ecosistema quedará intacto, ni en la tierra ni en el mar”.

Las consecuencias económicas son igual de alarmantes. Entre 2016 y 2040, el coste acumulado de los daños relacionados con la contaminación por plásticos podría alcanzar los 281 billones de dólares.

“Es muy costoso para la economía”, afirma la diplomática de origen indio. “En términos de turismo, limpieza de playas, escasez de pesca y degradación de zonas costeras y humedales”.

Jyoti Mathur-Filipp, secretaria ejecutiva del Comité Intergubernamental de Negociación sobre la Contaminación Plástica. / © ONU/Fabrice Robinet
Jyoti Mathur-Filipp, secretaria ejecutiva del Comité Intergubernamental de Negociación sobre la Contaminación Plástica. / © ONU/Fabrice Robinet

La recta final, en Ginebra

El proceso de negociación inició en 2022, a petición de la Asamblea de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente. Desde entonces, el Comité Intergubernamental de Negociación se ha reunido cinco veces en dos años, un calendario inusualmente rápido para los estándares de la ONU.

Hemos organizado 5 sesiones, dice Mathur-Filipp, secretaría ejecutiva del comité, y confía que en Ginebra, en agosto, se logre terminar el acuerdo.

En la última reunión, celebrada en Busan, Corea del Sur, se alcanzó un hito: los delegados elaboraron una versión preliminar de 22 páginas, conocida como texto del presidente, que contiene la estructura básica del futuro tratado.

“Este texto contiene 32 ó 33 artículos con nombre, lo que permite a los países empezar a visualizar lo que será el tratado. Empezaron a negociar remitiéndose a los números de los artículos (...) Por eso confío en que podamos concluir”.

Un tratado ambicioso y adaptable

Aunque todavía se negocia, el texto actual abarca el ciclo de vida de los plásticos, desde la producción hasta la gestión de residuos. Combina disposiciones obligatorias y enfoques voluntarios, en consonancia con el mandato original de las Naciones Unidas.

También prevé los mecanismos habituales de un tratado multilateral: proceso de ratificación, normas de gobernanza y órganos de aplicación.

“Tiene un objetivo y un preámbulo; parece un tratado de verdad”, resume Mathur-Filipp.

Si se cumple el calendario, el texto final se someterá a una conferencia diplomática a finales de año o a principios de 2026, donde los gobiernos podrán adoptarlo formalmente e iniciar el proceso de ratificación.

Responsabilidad compartida de manera desigual

Aunque la contaminación por plásticos es un problema mundial, sus consecuencias no se distribuyen de manera uniforme. Algunos países, sobre todo los pequeños Estados insulares en desarrollo, se ven afectados de forma desproporcionada.

“Es obvio que estos países no utilizan tanto plástico como el que llega a sus costas, pero tienen que limpiarlo y no es culpa suya; se ven injustamente afectados”, lamenta Mathur-Filipp".

Se calcula que entre el 18 y el 20 por ciento de los residuos plásticos del mundo acaban en el océano.

La lucha de una negociadora

Antes de asumir la dirección del Comité de Negociación, Mathur-Filipp trabajó en el Convenio sobre la Diversidad Biológica, donde ayudó a redactar el Marco Mundial para la Biodiversidad de Kunming-Montreal, adoptado en 2022 para proteger el 30 por ciento de la tierra y los océanos del planeta hacia 2030. Dirigir una negociación internacional rápida y compleja no es nuevo para ella.

Aunque Niza contribuye a mantener el impulso político del Tratado, todas las miradas están en Ginebra. En agosto se sabrá si la comunidad internacional está preparada para dar un paso decisivo contra la contaminación por plásticos, o si opta, una vez más, por posponer la acción.

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