Graduaciones
- migueldealba5
- 30 jul
- 2 Min. de lectura

¿Qué hay de nuevo… viejo?
Por Araceli Mendoza
En la reunión familiar, mi nieta me dijo: “…espero que vayas a mi escuela, porque salgo de vacaciones y soy de la banda de guerra; quiero enseñarte cómo toco el tambor...”.
Cuántos abuelos pueden asistir a las graduaciones de sus nietos, ya sea de bachillerato o de carrera profesional. Muchos se entusiasman; otros dicen “no sé si me sienta bien…”; algunos otros, imposibilitados porque la escuela o el auditorio tienen escalones, imposible que pueda subir.
Aquellos abuelitos que asisten a la graduación disfrutan de un gran logro: estar presentes para ver cómo un miembro más de la familia obtiene un título, un documento, que lo acredita como profesionista.
Con todo lo acontecido desde la pandemia de COVID-19, pocos jóvenes cumplen esta meta tan importante, que es su pase a la independencia económica, aunque hoy vemos también muchos que no consiguen empleo.
Por eso pienso, amigos, que no podemos sólo recibir el título. Hay que seguir aprendiendo. Hoy más que nunca, en este mundo de cambios políticos, económicos y sociales, pero sobre todo en el medio ambiente, debemos ver cómo ayudar a la naturaleza, al clima. Cada vez será necesario tener más especialistas en medio ambiente.
Educar a la población, a las autoridades, para aprender a ser sustentables. Por ejemplo, hay que serlo en alimentos, porque vemos cómo se cierran las puertas con los vecinos del norte, por lo que necesitamos nuevas carreras para retomar la independencia alimentaria, hoy más lejana que nunca.
México era, hasta hace poco tiempo, segundo lugar mundial en producción de azúcar. Habría que reactivar y modernizar los ingenios azucareros y ser más productivos en arroz en Morelos, por ejemplo.
El mundo es para las nuevas generaciones. Las oportunidades están ahí, más presentes hoy que nunca. Nos acostumbramos al conformismo porque el Tratado de Libre Comercio permitió traer miles de productos de los Estados Unidos y de Canadá, y se cancelaron puntos básicos e importantes para el desarrollo del país, aunque la población siguió en aumento.
Habrá que modificar hasta el discurso en las escuelas, porque las palabras ya son muy trilladas; necesitan tener mayor fuerza, ser más reales, entendibles y veraces.
Los preescolares no comprenden una despedida porque seguirán en la escuela hasta concluir. Algunos de bachillerato no podrán continuar una carrera. Los de profesional saben que, de inicio, en cualquier empleo les pedirán experiencia. Sí: EXPERIENCIA.
Los llamados baby boomers, hijos de la revolución, no tenían experiencia, licenciaturas, maestrías ni doctorados, pero le entraban al toro y, por supuesto, obtenían la tan valorada experiencia en los trabajos.
La tecnología se ha sumado a la vida. No sólo en lo laboral. Está presente en todos lados. Hay que aprender a usarla y aplicarla, para que no nos desplace.
Si eres abuelo, disfruta la graduación de tus nietos y pide que alcancen sus logros como ellos lo desean.
Hasta la próxima.
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