
Por Mayra Núñez P.
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Galeria Mayra
Los murales en las paredes de las calles, de los museos y de otros muchos lugares donde se encuentran, son de una importancia trascendental en la sociedad, ya que a través de ellos podemos leer visualmente el reflejo de las sociedades, de los momentos históricos, sociales y políticos
El muralismo no es solamente un proyecto artístico, sino político y, sobre todo, pedagógico, ya que los murales transmiten mensajes sobre justicia, igualdad, lucha de clases y derechos humanos.
Entre los años 1933 y 1946, el arquitecto Carlos Obregón Santacilia fue el encargado del diseño y construcción del Hotel del Prado, que en aquellos años fue uno de los ejemplos más impresionantes de la arquitectura contemporánea mexicana, y el cual abrió sus puertas a mediados de 1947.
La intención del arquitecto Obregón Santacilia era fusionar las artes plásticas y la arquitectura, por lo que propuso al pintor Diego Rivera la realización de un mural para el Salón Versalles, en el cual uniera al hotel con la Alameda Central, ya que el inmueble gozaba de una hermosa vista al parque.
Diego Rivera, después de muchos meses de estudios y trabajos previos, decidió realizar el gran mural “Sueño de una tarde dominical en la Alameda Central", para lo cual creó toda una historia para contarse como una gran proyección o una espléndida fotografía.
El tema se trata de un paseo imaginario a la Alameda Central, con recuerdos de su niñez y juventud, y al mismo tiempo una síntesis de los diversos periodos históricos que conforman nuestra nación.
Representa la resistencia de los pueblos indígenas, del campesinado, del proletariado frente al imperialismo estadounidense y al colonialismo europeo, con una perspectiva surrealista, es decir, una mezcla de un sueño con su propia realidad.
Hay más de 70 figuras, que abarcan cerca de 400 años de historia.
El mural tiene una superficie de 15.67 X 4.17 metros, pintado al fresco entre junio y septiembre de 1947, y pesa 35 toneladas.
Durante el sismo de 1985, el hotel Del Prado sufrió severos daños y tuvo que ser demolido. Sin embargo, el mural no sufrió grandes daños.
En la obra podemos observar acontecimientos y personajes claves de diferentes periodos históricos, de la conquista española hasta la modernidad; del pasado y presente, por formar parte de los sucesos de la historia de México.
Por esta razón se pueden apreciar documentos, declaraciones y acontecimientos que marcaron un cambio en el contexto social y político del país.
La figura central es la Catrina, con una estola de plumas que evoca a Quetzalcóatl, del brazo de José Guadalupe Posada (creador de la Calavera Garbancera, después rebautizada como La Catrina) y de la mano del niño Diego Rivera.
Detrás de Diego, Frida Kahlo sostiene en su mano el símbolo de Yin y Yang mientras abraza maternalmente a Diego. A su derecha se ve el saludo entre Manuel Gutiérrez Nájera y José Martí, escritores de la época, y entre ellos las figuras femeninas más notorias son la hija y la esposa de Porfirio Díaz.
El sector izquierdo ilustra la conquista, la época colonial, la Independencia, la invasión norteamericana y la intervención europea.
También refleja eventos en que la Alameda Central tuvo una participación importante como escenario. Aparecen Hernán Cortés, Fray Juan de Zumárraga, Sor Juana Inés de la Cruz, el virrey Luis de Velasco y Castilla, el emperador Maximiliano y su esposa Carlota, así como Benito Juárez, entre otros.
En el sector derecho muestra los movimientos campesinos, la lucha popular y la Revolución. En esta parte aparecen Porfirio Díaz, Francisco I. Madero, Emiliano Zapata, Ricardo Flores Magón y otros más.
También podemos encontrar referencias a la historia de la Alameda, con el personaje del Virrey Luis de Velasco, quien en 1592 pensó en ofrecer a los pobladores de la Nueva España un lugar donde pasar el tiempo libre.
Vemos que también se refiere a los quemadores de la inquisición, así como los rostros de Antonio López de Santa Ana, quien fue once veces presidente; de Agustín de Iturbide, quien se autoproclamó Primer Emperador de México, y de Winfield Scott, norteamericano que ocupó la Ciudad de México durante la invasión norteamericana de 1847.
Entre los personajes del siglo XX destaca un vendedor de periódicos, quien reparte El Imparcial, uno de los periódicos más importantes durante el porfiriato.
También destaca un hombre con muletas, muchas condecoraciones y sombrero de copa: Alfredo Luis Lobo, héroe de la invasión norteamericana, quien era asiduo visitante al parque.
Finalmente, el extremo derecho del mural representa la histórica lucha campesina e indígena que Diego cuenta a través de diferentes personajes anónimos. Entre ellos se ve a una familia campesina, a la que un gendarme impide entrar a la Alameda, que durante mucho tiempo estuvo reservada para las altas élites, impidiendo la entrada a las clases bajas.
Actualmente, el Mural se puede observar, analizar y disfrutar en el Museo Diego Rivera, ubicado en la calle Balderas s/n, en la colonia Centro.
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