¡Qué hay de nuevo… Viejo !
Por Araceli Mendoza
@Arinmaldoza
Es alarmante y triste que 77 por ciento de las personas que forman parte de la llamada Generación Z se encuentre en tratamiento médico por problemas de ansiedad y depresión. También el 10 por ciento de la Generación Millennial padece estrés y 18 por ciento de la Generación X presenta temas de burnout.
¿Acaso es consecuencia del entorno? Los cambios sociales, económicos y la rapidez con que vivimos hoy en día; la tecnología —a la cual responsabilizo por apartar a los seres humanos, desde las madres que “atienden” a sus bebes con el celular en la mano; los adolescentes inmersos en la tableta; acabar con las reuniones familiares y la sobremesa con temas aburridos, no como los temas que están en las redes sociales—, ha arrebatado el alma, el espíritu de la sociedad, creando en las personas un vacío difícil de subsanar.
Si en una reunión preguntas qué tradiciones recuerdan, quienes pertenecen a la Generación Z casi siempre contestarán que la Navidad; los de la generación X desconocen las tradiciones más comunes de la familia, y los Millennials tal vez respondan que el día de muertos.
Recordar las tradiciones de cuando eras niño es importante pero, al parecer, cada vez se agotan más. Es necesario retomar las tradiciones familiares y no permitir que se extingan por inanición. Cada familia tiene sus propias tradiciones. Hay personas adultas mayores que recuerdan “al ratón”, el personaje que cuando se te caía un diente lo canjeaba por una carta o dinero debajo de tu almohada; el famoso “domingo”, siempre tan tan esperado por algunos para correr a la tienda a comprar la golosina preferida; para otros era ahorrar para el disco de acetato del cantante de moda o para la autopista de juguete; el cumpleaños de algún familiar, las "mañanitas" con el disco a rayado de tanto ponerlo en el tocadiscos, pero tu sabías y esperabas esta tradición familiar porque era tu cumpleaños y era emocionante.
¿Qué valor tienen las tradiciones familiares? Todas se relacionan con las emociones.
Obviamente, muchas tradiciones se trasmitieron por los abuelos a los padres y de éstos a los hijos. Hoy no podemos dejarlas de lado si queremos niños y jóvenes sanos mentalmente.
Desde niños, lo sorprendente, la fantasía, la participación y el reconocimiento son parte de la aceptación en el núcleo familiar. Por lo tanto, se genera una buena autoestima.
Las tradiciones generan un mapa en tus emociones de amor, porque participabas de algo importante.
Las tradiciones familiares también son formativas, ya que sin información de ellas no podrían trasmitirse, explicar a la familia por qué se realizan y su finalidad.
Si en tu casa siguen las tradiciones, es maravilloso, por lo que hay que inculcarlas a cada miembro de la familia y a los que nunca faltan: los invitados, que seguramente, de regreso en su casa, contarán la tradición de sus amigos.
No sólo las posadas son una tradición. Piensa, reflexiona ¿qué tradición recuerdas más? Me encantaría saberlo.
quehaydenuevoviejo760@yahoo.com.mx
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