Los lastres de la herencia
- migueldealba5
- 14 ago
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TEMAS CENTRALES
Por Miguel Tirado Rasso
De los escándalos más serios
que colocan a la presidenta
Claudia Sheinbaum en una posición
incómoda y complicada, lleva mano
el de Adán Augusto López Hernández,
presidente de la Junta de Coordinación
Política del Senado de la República.
Cuando Regeneración, el periódico oficial de Morena, comienza a publicar notas críticas por las acciones o el comportamientos de algunos otrora intocables miembros de la Cuarta Transformación, puede interpretarse que el blindaje que protegía a esos personajes comienza a hacer agua.
Habría que reconocer que se lo tienen bien ganado porque, montados en el poder, los ha perdido la soberbia, hasta cometer imprudencias propias de amateurs de la política.
Coincidencias o no, las últimas semanas han sido las más amargas para la 4T por los escándalos de varios de sus próceres. Desde los líderes parlamentarios de las bancadas morenistas en el Senado y en la Cámara de Diputados, hasta el delfín, que no corcholata todavía, del mismísimo movimiento transformador.
Ejemplos sobran, como aquellos gobernadores y legisladores, enemigos de la libertad de expresión que, en franco abuso del poder, aplican todo el peso de su influencia para someter a sus críticos a indignas sanciones, que más tarde se les revierten por la de andanada de comentarios negativos generados en las “benditas redes sociales”.
Tenemos el caso del presidente de la Cámara de Diputados, Sergio Gutiérrez Luna, y su esposa, la diputada Diana Karina Barreras, mejor conocida como “Dato Protegido”, quien para amortiguar el peso de la opinión popular crítica que se les vino encima decidió endilgarle a Claudio X González, el villano favorito de la 4T — bueno, después de Felipe Calderón—, la responsabilidad de haber enderezado una “campaña negra” en su contra para desacreditarlos a él y a su esposa.
La cosa es más simple. No se trata de una conspiración contra estos legisladores con visos de campaña “negra”, porque lo que se exhibe proviene de las publicaciones que han difundido los propios aludidos en sus redes sociales.
El periodista Jorge García Orozco, autor de los reportajes periodísticos en los que exhibió los costosos gustos de esta pareja, sólo añadió el valor comercial de los bienes y, por tratarse de montos millonarios, la información se convirtió en escándalo.
Hay inconsciencia de estos servidores públicos, cuya imprudencia radica en exhibir un modo de vida que nada tiene que ver con el ejercicio y la responsabilidad de la función que desempeñan, y menos con los principios que rigen la ética de la 4T y que la jefa del Ejecutivo se ha empeñado en remachar, para que no haya dudas de cuál es la línea de Palacio, para que puedan afirmar con desparpajo, como les gusta, que no son iguales.
De los escándalos más serios que colocan a la presidenta Claudia Sheinbaum en una posición incómoda y complicada, en un dilema pues, lleva la mano el de Adán Augusto López Hernández, presidente de la Junta de Coordinación Política del Senado.
A partir del anuncio de la existencia de una orden judicial para detener al ex secretario de Seguridad de Tabasco, Hernán Bermúdez Requena, acusado de encabezar, presuntamente, al grupo criminal La Barredora, la historia de este mal funcionario se ha desvelado, al tiempo que complicó la existencia a quien lo nombró en el cargo cuando era gobernador, su amigo y su notario de muchos años, Adán Augusto López.
Y vaya personaje que escogió el líder de los senadores de Morena como responsable de la seguridad de los tabasqueños y del combate a la delincuencia en el estado que entonces gobernaba. La Iglesia en manos de Lutero. Justamente en funciones contrarias al modus operandi del supuesto jefe de La Barredora.
Tras varias semanas de que Gerardo Fernández Noroña, presidente de la Cámara Alta, bateara el reclamo de la oposición para discutir en ese recinto el espinoso tema de la relación entre Bermúdez Requena, prófugo de la justicia, y Adán Augusto López, se aceptó el debate. El propio senador López hizo una exposición en la que afirmó no haberse enterado de las malas mañas de su subalterno, no obstante que fue su colaborador durante casi tres años. Vaya ceguera y sordera tan convenientes.
Resulta difícil de aceptar lo dicho por el senador. Y aunque señaló que empezó a tener algo de información sobre el mal proceder de su ex colaborador cuando fue secretario de Gobernación, tampoco hizo nada, a pesar de que el gobernador que lo sustituyó, Carlos Manuel Merino, había ratificado en el cargo a Bermúdez Requena.
Por cierto, el gobernador sustituto, ahora a cargo de la dirección de Aeropuertos y Servicios Auxiliares (ASA), ha callado como momia. Curiosamente, a nadie se le ha ocurrido cuestionarlo sobre las razones que tuvo para ratificar y sostener en la Secretaría de Seguridad a un personaje tan cuestionado, convertido ahora en prófugo de la justicia.
Es claro que el desprestigio y las dudas sobre una posible complicidad entre el senador y su ex colaborador han abollado su poder, influencia política y credibilidad. Su permanencia en el Senado es un alto costo político para la jefa del Ejecutivo, quien parece tendrá que soportarlo un rato más. La influencia del de Palenque todavía pesa mucho.
Agosto 14 de 2025
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