Recuperar la economía al crear oportunidades para las mujeres
- migueldealba5
- 22 abr
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Por Omar Garfias
@Omargarfias
Hay 116 mil mujeres sinaloenses que quieren trabajo, pero ya no presentan solicitudes porque repetidamente no encuentran oportunidades, tanto por sus circunstancias de vida como por sus horarios, ya que deben cuidar y alimentar hijos, familiares, enfermos, o por riesgos de seguridad pública al andar solas o con niños en ciudades tan peligrosas como las sinaloenses, entre otras causas.
La Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE) señala que el 16 por ciento de las mujeres está en disponibilidad, pero sin oportunidades, mientras que en los hombres es sólo el 7 por ciento.
Hay más barreras para las mujeres que para los hombres para encontrar un empleo.
Tampoco hay equidad en los ingresos que obtienen de su trabajo. Volvemos a la encuesta del INEGI del cuarto trimestre de 2024.
El 3.3 por ciento de las sinaloenses que trabaja lo hace sin sueldo, pero esto sólo sucede en el 1.4 de los sinaloenses. Son quienes trabajan en los negocios de familiares o amigos a cambio de comida, habitación o por su pertenencia a la familia.
El 34 por ciento de las mujeres que trabaja lo hacen por menos de un salario mínimo, contra el 17 por ciento de los hombres.
En cuanto a los ingresos más altos, entre quienes ganan entre cinco y diez salarios mínimos está el 1.7 por ciento de los sinaloenses y sólo el 0.8 por ciento de las sinaloenses.
Hay mil 587 hombres que ganan más de diez salarios mínimos y sólo 168 mujeres.
Si se cruzan las variables de edad y formalidad laboral se encuentra que en seis de los ocho grupos, los varones tienen un promedio de ingresos mayor que ellas.
Por ejemplo: el ingreso promedio de los sinaloenses de entre 30 y 64 años que trabajan en el sector formal es de 15 mil 730 pesos, mientras que el de las sinaloenses es de 11 mil 743. A su vez, el ingreso promedio de los mayores de 65 años que están en la informalidad es de 6 mil 526 pesos, mientras que el de ellas es de 3 mil 894 pesos.
La explicación de la diferencia de ingresos no radica en la educación, ya que ellas tienen más escolaridad.
El 34 por ciento de las sinaloenses que trabaja tiene estudios universitarios, y los sinaloenses, el 28 por ciento.
En los niveles más bajos de instrucción, el 16 por ciento de las mujeres con empleo tienen sólo primaria o menos y, los hombres, el 23 por ciento.
La tasa de participación laboral femenina en el estado bajó de 49.9 por ciento a 47.3 entre las mediciones de diciembre de 2023 y la de diciembre de 2024.
Este porcentaje está muy por debajo del promedio de los países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), 67. De seguir este gobierno estatal con las mismas estrategias y políticas sobre la incorporación de mujeres, a Sinaloa le tomaría 265 años alcanzar la tasa de participación económica que hoy tienen las naciones desarrolladas.
Como en muchos otros aspectos fundamentales de la economía, Sinaloa da pasos hacia atrás, se empequeñece.
El Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO) estima que para 2035 el Producto Interno Bruto (PIB) del estado podría ser 5 por ciento mayor si el gobierno y el sector privado implementaran acciones para incorporar a más mujeres a la economía en los próximos diez años.
La meta estatal sería sumar a 530 mil mujeres a la economía en la siguiente década.
La cantidad de mujeres no es limitante. Ahora ya hay 692 mil en edad de trabajar que no son económicamente activas por diferentes razones, y en el último año, 60 mil cumplieron los años mínimos necesarios.
El IMCO plantea propuestas muy concretas:
Desde el sector público.- El gobierno debe construir un Sistema Nacional de Cuidados que garantice los servicios y derechos a todas las trabajadoras, incluyendo a quienes se emplean en la informalidad. Esto implica ampliar el acceso a servicios de salud, cuidado infantil y educación.
Asimismo, es necesario promover la corresponsabilidad de cuidados a través de la aprobación de licencias de paternidad obligatorias que permitan a los padres destinar tiempo a las responsabilidades del hogar y construir un piso parejo de prestaciones que no dependan de género.
Desde el sector privado.- Las empresas podrían desarrollar estrategias de flexibilidad laboral y políticas de cuidados.
De igual manera, grupos de empresas pueden implementar estancias de cuidado infantil en los centros de trabajo. Actualmente, las reglas de operación de las guarderías del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) permiten a las empresas ser corresponsables en la operación de estancias exclusivas para sus trabajadores. Esta modalidad sería renovada bajo el nuevo formato de Centros de Educación y Cuidado Infantil.
Localmente se deben diseñar las políticas y programas de seguridad pública específicas para la condición de mujer trabajadora que realizan diferentes trayectos hacia su centro laboral, hacia las escuelas, hacia los centros de salud, etcétera, en horarios y condiciones de transporte que requieren de una atención especial.
La recuperación económica tiene una amplia oportunidad si aprovecha debidamente el talento de las sinaloenses.
Es parte del plan para no seguir empequeñeciendo.
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