Salud: ineficacia, enfermedad y muerte
- migueldealba5
- hace 3 minutos
- 4 Min. de lectura


Por Omar Garfias
@Omargarfias
El control larvario es un conjunto de medidas implementadas para impedir que las larvas se conviertan en mosquitos y, en consecuencia, frenar la transmisión de enfermedades como el dengue.
Los datos oficiales de la Auditoría Superior del Estado de Sinaloa (ASE) indican que la Secretaría de Salud aplicó en 2023 el control larvario en 682 mil casas, pero en 2024 sólo lo hizo en 254 mil.
Los enfermos de dengue aumentaron en 2024 respecto a 2023.
En 2023 hubo 240 pacientes con la enfermedad; en 2024, 4 mil 927.
Las muertes por dengue en el estado aumentaron en 2024 respecto a 2023.
En 2023 murieron tres personas; en 2024, 34.
Ese mortal año de 2024, el gobierno de Sinaloa tenía suficiente dinero para realizar las medidas que evitaran que los sinaloenses se enfermaran y murieran de dengue; tenía un presupuesto de 12 millones 609 mil pesos pero, inopinadamente, decidió usar sólo 3 millones 343 mil.
El gobierno del estado no invirtió el presupuesto autorizado y disponible, aunque significara realizar menos acciones de control larvario y, con ello, aumentar el riesgo de que más sinaloenses enfermaran y murieran, lo que finalmente sucedió.
En agosto pasado, la ASE informó que la Secretaría de Salud no ejerció 74 por ciento del presupuesto del programa contra el dengue y disminuyó en 62 por ciento el total de hogares que atendía con control larvario. Asimismo, que la cantidad de personas enfermas aumentó 1 mil 952 por ciento y el de personas muertas creció 1 mil 33 por ciento.
Aunque no ejercer el presupuesto contraviene diversas leyes y que el incumplimiento del objetivo del programa contra el dengue quedó establecido con datos oficiales terribles para la salud y la vida de los sinaloenses, la Auditoría Superior del Estado no inició procedimiento alguno para sancionar a los responsables.
Impunidad. La ineficacia no tiene consecuencias. No importa que aumenten los enfermos y muertos de enfermedades perfectamente evitables.
La ineficiencia del gobierno del estado para implementar el programa contra el dengue quedó demostrada en el informe de la ASE: la Secretaría de Salud no da evidencia suficiente de que realizaron las actividades de vigilancia epidemiológica; no sabe con precisión cuántas personas enfermas acuden a los centros de salud; no puede demostrar que lleva un seguimiento interno de objetivos y metas, ni que las acciones de control larvario que sí hicieron se realizaron en la época del año en que eran necesarias, entre otras muchas inconsistencias y procedimientos mal hechos que originaron 21 observaciones o recomendaciones del órgano auditor.
La tasa de enfermos por dengue al iniciar el gobierno estatal en 2021, fue de 52 por cada 100 mil habitantes. Tres años de decisiones “humanistas” después, la tasa en 2024 fue de 162. Su política triplicó el problema.
“La salud de las familias es nuestra prioridad”, dice la campaña publicitaria del cuarto informe de gobierno.
Antes de iniciar la administración del doctor Rubén Rocha, la tasa por cada 100 mil habitantes de mujeres muertas por cáncer de mama en Sinaloa estaba 1.8 puntos porcentuales por debajo de la tasa nacional. Cuatro años de gobierno morenista después, la tasa de mortalidad de Sinaloa está 3.1 puntos porcentuales por arriba de la nacional, según datos del propio informe oficial.
En el Plan Estatal de Desarrollo se prometió certificar cuatro zonas más de moluscos bivalvos; esto es, que la autoridad federal dijera que es seguro comer ostiones o almejas de esas regiones. Luego de cuatro años no han certificado ni una más. No han cumplido nada.
Prometió bajar la proporción de mujeres que mueren en el parto a 16.7 por cada 100 mil nacimientos. En 2022, el indicador fue de 24.8; tres años después, en 2025, es de 22.6. Faltan dos años y está muy lejos de cumplir su promesa.
Prometió bajar la muerte de niños recién nacidos —la mortalidad neonatal—, de 5.6 a 3.5 por cada mil nacidos vivos. Luego de cuatro años, el problema sigue igual. No ha avanzado nada para cumplir su promesa.
Prometió reducir la prevalencia del consumo de tabaco, alcohol, mariguana, cocaína y metanfetaminas. Cuatro años después, ni siquiera incluyen los datos en el informe. De tal magnitud serán los resultados, que prefieren ocultarlos.
Para eliminar del agua a organismos que ocasionan enfermedades, prometió aumentar la eficiencia de cloración estatal, de 93.89 a 95. Luego de cuatro años, no sólo no ha avanzado, sino que retrocedió a 91.06.
En este punto, el cuarto informe de gobierno miente. O al menos se contradice, pues en la página 108 dice textualmente: “…se realizaron 6,162 evaluaciones bacteriológicas del agua suministrada a través de los sistemas municipales, con un resultado de eficiencia de cloración del 91.06 por ciento”, pero en la página 118, en el cuadro de “Avance en indicadores del PED 2021-2027”, pone una cifra distinta: “95.8”. Si este último dato fuera el real, el indicador estaría junto a los que ya alcanzaron la meta óptima, pero no está ahí. Parece más un maquillaje para que no se advierta fácilmente su fracaso.
Prometió abasto del 100 por ciento de medicinas.
El gobernador presume, como su mayor logro, que se aplicaron más vacunas en Sinaloa que en cualquier otro estado en la Campaña Nacional de Vacunación. Para apegarse a la verdad, debió agregar que esa fue una iniciativa creada y coordinada por el gobierno federal.
El gobernador no presenta, entre sus logros importantes, ningún triunfo sobre alguna enfermedad o condición de salud de los sinaloenses. No los tiene. Sólo puede resaltar cuatro “logros” que son aspectos administrativos o inauguraciones.
Presume compras, trámites y construcciones pues no tiene resultados concretos en la salud de la gente.
Es un gobierno incapaz de cumplir sus promesas y de asegurar el acceso a servicios de salud de calidad al pueblo de Sinaloa, que es su obligación legal.
Incapaz.
.png)