António Guterres, secretario general de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) se dirigió al mundo con motivo del Día Mundial del Medio Ambiente y tras la publicación del último informe de la agencia de meteorología sobre el Estado del clima, que prevé que la temperatura media anual mundial supere temporalmente los 1,5°C por encima de los niveles preindustriales durante al menos uno de los próximos cinco años.
“Este gran Museo cuenta la asombrosa historia de nuestro mundo natural. De las vastas fuerzas que han dado forma a la vida en la Tierra durante miles de millones de años”, dijo Guterres desde el Museo Americano de Historia Natural de Nueva York. “Al igual que el meteorito que acabó con los dinosaurios, nuestro impacto es enorme. En el caso del clima, no somos los dinosaurios; somos el meteorito”.
Con motivo del Día Mundial del Medio Ambiente y de la publicación del último informe sobre el Estado del clima, António Guterres dio un Discurso especial sobre acción climática: El momento de la verdad, en el que comenzó por hacer referencia a los últimos datos del Servicio de Cambio Climático Copernicus de la Comisión Europea, que revelaron que mayo de 2024 es el más caluroso hasta la fecha.
“Son ya doce meses consecutivos de los meses más calurosos de la historia (…) Nuestro planeta está intentando decirnos algo, pero parece que no escuchamos”, agregó.
Otros datos revelan que el presupuesto de carbono restante para limitar el calentamiento a largo plazo a 1,5 grados es de unos 200 mil millones de toneladas.
“Esa es la cantidad máxima de dióxido de carbono que puede soportar la atmósfera terrestre si queremos tener alguna posibilidad de mantenernos dentro del límite. La verdad es que (...) estamos agotando el presupuesto a una velocidad temeraria, arrojando unos 40.000 millones de toneladas de dióxido de carbono al año”, indicó.
Y aunque las emisiones mundiales deberían disminuir 9 por ciento cada año hasta 2030, el año pasado aumentaron 1 por ciento.
1,5 grados no es un objetivo, es un límite físico
Además, el último informe de la Organización Meteorológica Mundial (OMM) sobre el estado del clima señala que existe 80 por ciento de probabilidades de que la temperatura media anual mundial supere temporalmente los 1,5°C por encima de los niveles preindustriales durante al menos uno de los próximos cinco años.
En 2015, esta probabilidad era casi nula.
La agencia prevé que la temperatura media global cercana a la superficie para cada año entre 2024 y 2028 sea entre 1,1°C y 1,9°C superior a la referencia de 1850-1900. De igual forma, es probable, en un 86 por ciento, que al menos uno de esos años establezca otro récord de temperatura, superando a 2023, que es actualmente el año más cálido.
“Estamos jugando a la ruleta rusa con nuestro planeta. Necesitamos una rampa de salida de la autopista hacia el infierno climático. Y la buena noticia es que tenemos el control de la ruleta”, afirmó Guterres.
Añadió que la batalla para limitar el aumento de la temperatura a 1,5 grados se ganará o se perderá en la década de 2020, “bajo la vigilancia de los líderes de hoy”.
Guterres recordó que la diferencia entre 1,5 y 2°C podría ser la diferencia entre la extinción o la supervivencia de algunos pequeños Estados insulares y comunidades costeras. “El de 1,5 grados no es un objetivo, es un límite físico”.
La parodia de la justicia climática
“El 1 por ciento más rico emite tanto como dos tercios de la humanidad”, prosiguió, “y es una parodia de justicia climática que los menos responsables de la crisis sean más afectados: los más pobres, los países más vulnerables, los pueblos indígenas las mujeres y las niñas”.
Guterres señaló que el caos climático está golpeando a la gente donde más le duele: desde la ruptura de las cadenas de suministro hasta el aumento de los precios, pasando por la creciente inseguridad alimentaria y la imposibilidad de asegurar los hogares y empresas, y la factura seguirá creciendo”.
Incluso si las emisiones llegaran a cero mañana, un estudio reciente concluye que la crisis climática costará al menos 38 billones de dólares anuales en 2050.
“Mientras tanto, los padrinos del caos climático, la industria de los combustibles fósiles, obtienen beneficios récord y se dan un festín de billones de dólares en subvenciones financiadas por los contribuyentes”.
Medidas urgentes
Guterres señaló que se debe garantizar un futuro lo más seguro posible para las personas y el planeta, por lo que hay que “tomar medidas urgentes”, sobre todo en los próximos 18 meses:
Reducir drásticamente las emisiones, proteger a las personas y a la naturaleza de los fenómenos climáticos extremos, impulsar el financiamiento de la lucha contra el cambio climático y tomar medidas drásticas contra la industria de los combustibles fósiles.
Los países del G20 producen el 80 por ciento de las emisiones mundiales, por lo que tienen la responsabilidad, y la capacidad, de ir por delante, afirmó el dirigente de la ONU.
Protección y adaptación
Guterres señaló que, de cara a la próxima Conferencia de la ONU sobre el Cambio Climático (COP29), debe haber acciones concretas para apoyar a los países en desarrollo en la creación de planes de inversión para la adaptación, y en su puesta en práctica.
También instó a todos los países a establecer claramente sus necesidades de adaptación e inversión en sus nuevos planes climáticos nacionales. “No podemos aceptar un futuro en el que los ricos estén protegidos en burbujas con aire acondicionado, mientras el resto de la humanidad es azotada por un clima letal en tierras invivibles", para enfatizar que los países desarrollados deben redoblar el financiamiento para la adaptación climática.
Impulsar un cambio sistémico
Por último, instó a las instituciones financieras a dejar de financiar los combustibles fósiles e invertir en las energías renovables, así como a los países a que prohíban la publicidad de las empresas de combustibles fósiles.
“También debemos ocuparnos del lado de la demanda”, aseveró, al recordar que todos podemos cambiar las cosas al adoptar tecnologías limpias, reducir progresivamente los combustibles fósiles en nuestras vidas y utilizar nuestro poder como ciudadanos para impulsar un cambio sistémico.
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