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¿Y la Diócesis?



Por Omar Garfias

@Omargarfias


ā€œEn medio del dolor y la desesperanza ante la realidad que vivimos en nuestras comunidades y pueblos:

Dios escucha nuestro sollozo y nos deja ver su rostro en el rostro de tantas hermanas y hermanos que sufren la violencia desatada por los grupos criminales y de cara a un Estado cómplice que pretende tapar y cerrar los ojos a la sociedad negando los niveles de violenciaā€.

ā€œAnte tanta injusticia, la Iglesia no puede ni debe quedarse callada; por ello, hacemos un llamado urgente a las autoridades competentesā€.

ā€œā€¦ Estamos en medio de una guerra que no tiene fin y nos estĆ” llevando como pueblo a ponernos como carne de cañón y barrera humana. Muchas comunidades han quedado vacĆ­as por las amenazas, asesinatos y desapariciones. Nos han infundido el miedo y el terror, apoderĆ”ndose de nuestra tierra y territorio, sin que el Estado haga algo por garantizar la vida y la seguridad de los pueblosā€.

ā€œEs inconcebible la falta de acción de las autoridades habiendo presencia del EjĆ©rcito, Guardia Nacional y policĆ­a estatal en la regiónā€.

Las anteriores son partes de un comunicado de la Diócesis de San Cristóbal de las Casas, Chiapas, que preside el obispo Rodrigo Aguilar Martínez, emitido como reacción al asesinato de once personas en esa zona de aquella entidad.

Por otra parte, el vocero de la Diócesis de Celaya, el padre José de Jesús Palacios Torres, pidió a las autoridades no desconocer el problema para encontrar una solución, ante los actos de violencia contra negocios en esa ciudad de Guanajuato.

A su vez, el vocero de la Diócesis de Tabasco, Denis Ochoa Vidal, señaló que es importante que el gobierno atienda de inmediato la ola de inseguridad a través de estrategias de vigilancia para que hechos delictivos no se cometan, luego de la alerta del gobierno de los Estados Unidos sobre 30 estados en México considerados inseguros para el turismo.

La Diócesis de Tapachula, Chiapas, presidida por Jaime Calderón Calderón, Obispo emérito de Tapachula y Arzobispo Electo de León, exigió a los tres órdenes de gobierno restablecer el Estado de derecho en las comunidades serranas de esa parte del estado, afectadas por la disputa entre grupos del crimen organizado.

ā€œĀæQuĆ© necesitan para salir de su indiferencia y defender al pueblo que les tuvo confianza con su voto para que ustedes cuidaran de Ć©l? ĀæHasta cuĆ”ndo van a vivir tratando de esconder una realidad triste y dolorosa que nosotros vamos cargando dĆ­a a dĆ­a?ā€, sostuvo.

ā€œNecesitamos que, superando su indiferencia y temor, cumplan con su deber y defiendan a este pueblo de sus agresoresā€, recalcó.

ā€œEs muy complicado vivir asĆ­; por un lado, secuestrados en casa propia, obligados a hacer lo que no deben, con un profundo sentido de impotencia ante lo incomprensible de la situación que viven; la gente de los cĆ”rteles que dispone a su antojo de la población y, por el otro, la presencia de los destacamentos de la Guardia Nacional y del EjĆ©rcito mexicano que hacen nada por la población a la que ven sufrir dĆ­a a dĆ­aā€, agregó.

En Cuernavaca, el obispo de la diócesis de esa ciudad, Ramón Castro Castro, encabezó una marcha por la paz con la asistencia de mÔs de 20 mil personas vestidas de blanco. En su discurso, exigió a los tres niveles de gobierno detener la violencia, la inseguridad y la impunidad que se padece en Morelos y en otras entidades del país debido a la infiltración del crimen organizado en casi todos los sectores, incluidas las administraciones gubernamentales.

En la mayorĆ­a de los municipios morelenses ā€œel crimen organizado se ha infiltrado tanto que hace casi imposible no toparse con Ć©l. Y aunque nadie lo dice, los funcionarios pĆŗblicos saben que a los lĆ­deres del narco hay que pedirles permiso para hacer muchas cosasā€, seƱaló en el mensaje que dio en la catedral de Cuernavaca y que reportó Rubicelia Morelos, corresponsal de La Jornada.

El discurso del tambiĆ©n presidente de la Conferencia del Episcopado Mexicano abrió con una cita de San AgustĆ­n sobre la paz, que definió como ā€œesa tranquilidad que gratifica cuando las cosas se encuentran en su sitio apropiado. Por desgracia en Morelos y el paĆ­s no podemos estar tranquilos porque hay muchas cosas que no estĆ”n en su lugar y por eso no tenemos la paz que nos merecemosā€, expresó.

Abundó que justo por la falta de tranquilidad salieron a manifestarse las 120 parroquias de la Diócesis, junto con los colectivos que buscan a personas desaparecidas.

Por su lado, el arzobispo de Morelia, Carlos Garfias Merlos, asentó que ante los estragos del miedo y el desamparo, la Iglesia no puede quedarse al margen. Subrayó que la fe debe estar acompañada de decisiones valientes y coherentes ante las consecuencias de los eventos de violencia, y que cada actor social debe asumir su parte en la construcción de un país mÔs justo y seguro.

En Sinaloa suman 300 días de asesinatos, secuestros y robos. El 43 por ciento de las mujeres cree que la situación va a empeorar.

En ningún otro estado del país hacen mÔs falta las acciones de pacificación, esperanza y acompañamiento.

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