¿Y si cerramos suave el año...?
- migueldealba5
- 22 sept
- 2 Min. de lectura

Por Déborah Buiza
@DeborahBuiza
Ya casi acaba el año.
Sí, aún es septiembre, pero los días pasan tan rápido en el último trimestre que, en un abrir y cerrar de ojos, estaremos recibiendo el 2026.
¿Qué has hecho con este año? O tal vez la pregunta más honesta sea ¿qué ha hecho este año contigo?
El otro día leía que en unos meses se cumplirán seis años del inicio de la pandemia. Me sorprendió cómo se percibe el tiempo: por momentos, parece muy lejano —como si hubiera ocurrido en otra vida—, pero hay días en que todo se siente tan reciente, como si tuviéramos muy poco tiempo de haber salido de ahí o quizá como si no hubiéramos salido.
En ese entonces muchos creímos que no seríamos los mismos después de algo así.Pero ¿realmente cambiamos? ¿De verdad somos distintos ahora?
En el correr del día se nos olvidan las intenciones que teníamos, los proyectos que soñábamos arrancar. Nos atrapa la rutina, resolvemos lo urgente y posponemos lo importante. Sobrevivimos sin habitarnos, dejamos poco espacio para lo nuevo, para lo sencillo, para lo que también importa.
Aún le quedan tres meses al año. Y aunque pareciera que ya no hay mucho por hacer, tal vez toca detenerse, no apurarse. Pausarse. Detenerse a estar con quienes sí están.A habitar lo que somos hoy, aquí y ahora. A soltar la autoexigencia y la necesidad de "ser nuestra mejor versión" (y dejar de exigirnos serlo ahora mismo).
¿Qué tal si estos últimos meses los vivimos sin grandes expectativas? Sin la presión de encontrar plenitud, el propósito universal, vital personalísimo o resultados perfectos.¿Y si simplemente nos damos permiso de disfrutar —en la medida de lo posible— lo que traiga cada día? Y si lo que trae no se puede disfrutar… ¡dejarlo pasar!
¿Cómo estarías más en paz en la temporada que se anticipa llena de celebraciones?
A veces lo más sabio no es correr para alcanzar algo más, sino quedarnos donde estamos, cuidando lo que hay.Decidir no exigirse tanto. Dejar de perseguir versiones inalcanzables de nosotros mismos como si fuera una carrera contra el tiempo.
¿Y si en lugar de seguir en busca de plenitud, éxito o propósito, simplemente vivimos lo que queda del año sin tantas expectativas? ¿Y si sólo nos habitamos y tratamos de estar cómodos en nuestra piel?Si el día es bueno, hay que disfrutarlo. Si no lo es, que simplemente pase, sin dramatizar, sin acumular más cansancio y frustración.
La paz no siempre viene de los grandes cambios, de los grandes logros. A veces basta con dejar de cargar lo que ya pesa demasiado, con decir “hoy, no más”.
Y tú, ¿qué podrías soltar para cerrar este año de manera más ligera, con más calma?
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