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8 de marzo



Por Mayra Nuñez P.

YouTube: Mayra Gallery Art


En 1975, finalmente la Organización de las Naciones Unidas (ONU) conmemora, por primera vez, el Día Internacional de la Mujer.

Pero ¿qué se conmemora el Día Internacional de la Mujer?

Se recuerda la lucha de las mujeres por la igualdad, el reconocimiento y el ejercicio efectivo de sus derechos.

Es importante estar conscientes de lo trascendental de ese día, porque recordamos todo lo que se ha logrado a través de los años gracias al gran esfuerzo de muchas mujeres y hombres.

Hay un gran número de nombres de mujeres que, en diferentes etapas de la historia, alcanzaron fama y reconocimiento público y posteriormente fueron silenciadas; mujeres que no aparecen en los libros de arte ni suenan en el imaginario colectivo por culpa de la doble moral, que vetó especialmente la independencia creadora de la mujer, marcando un canon casi exclusivamente masculino en las primeras publicaciones dedicadas al arte. Tampoco en los grandes museos europeos de aquella época permitían que alguna mujer pudiera exponer; ni siquiera tenían derecho a asistir a la Academia de las Bellas Artes.

También era común en los hombres emitir opiniones similares a las de Renoir: “La mujer artista es sencillamente ridícula”.

Por eso artistas como Sofonisba Anguissola, pintora renacentista que tuvo éxito y reconocimiento en su época y trabajó para importantes personajes —fue pintora de la corte del Rey Felipe II—, y sin embargo, por ser mujer, no podía firmar sus cuadros con su nombre, por lo cual muchos de ellos fueron atribuidos a hombres.


Margaret Keane, la pintora de los cuadros de personajes de los ojos muy grandes, tuvo que ocultarse a la sombra de su marido, Walter Keane, quien la convenció de que era mejor que él se presentara como el artista, porque iba a tener más reconocimiento. Así estuvo Margaret trabajando jornadas de 16 horas diarias.

Ella se dio cuenta de lo bien que se vendía su obra y decidió divorciarse.


Después de su separación, denunció a su marido y en el juicio se ordenó que ambos hicieran una demostración en directo de un cuadro con personajes de ojos agrandados. Walter Keane no aceptó hacer la pintura y Margaret la hizo en 53 minutos.

También han sido muchos los casos en que las mujeres tuvieron que firmar con seudónimos masculinos para que su trabajo no fuera censurado o recibieran un trato injusto por parte de la sociedad.

Mujeres que alzaron la voz a través de hermosas historias que contenían una potente crítica social.

Louisa May Alcott, ahora su nombre es muy conocido ya que su obra Mujercitas es un clásico imprescindible en la literatura, tenía miedo de no ser tomada en serio si publicaba el libro con su nombre de mujer, por lo que lo firmó con el nombre de A. M. Bernard.

Sidonie Gabrielle Colette es una de las más importantes escritoras de la literatura francesa del siglo XX, conocida en los círculos literarios con el nombre de Gauthier.

Ella ni siquiera llegó a usar un seudónimo porque su primer esposo la suplantó; sus textos aparecían con el nombre del esposo Henry Gauthier (a) “Willy”. Con el tiempo llegó el justo reconocimiento y recibió “La Legión de Honor” francesa.

El pasado 7 de marzo fui invitada para recibir un reconocimiento en el marco del Día de la Mujer, por la Cámara Nacional de Comercio (Canaco), de Tlalnepantla. Al escuchar a algunas de las otras mujeres premiadas, me pregunté si realmente era merecedora de ese reconocimiento, pero al escuchar mi semblanza, me dí cuenta que desde luego lo merecía.

De igual manera que yo desde mi espacio, como todas las mujeres que ponemos nuestra participación y nuestro granito de arena para hacer una mejor sociedad, estoy convencida de que todas las mujeres debemos tener un reconocimiento, porque todas luchamos día a día, sin importar a qué nos dediquemos. Todas dejamos nuestro sello personal.

Por eso, y más, es importante el Día Internacional de la Mujer.

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