¡Qué hay de nuevo… Viejo!
Por Araceli Mendoza
@arinmaldoza
La Cámara de Diputados aprobó reformas a la Ley Orgánica del Ejército y Fuerza Aérea Mexicanos para crear la Comandancia del Ejército. Se enfatizó, en esta iniciativa, la finalidad de permitir una mejor coordinación entre la Secretaría de la Defensa Nacional, como entidad de la administración pública federal, y la nueva Comandancia, que se enfocará primordialmente en la Dirección Estratégica Militar de la Defensa Nacional.
Desde luego, se nota la falta de una estrategia militar. ¡Basta ver en qué situación de violencia está México, aunque las Fuerzas Armadas adquieran más terreno y autonomía. Por lo pronto, el vecino del norte ya emitió una alerta importante.
En agosto 13 de 2021, en el marco del aniversario de los Tratados de Teoloyucan, tomó protesta el nuevo Comandante del Ejército, General Eufemio Alberto Ibarra Flores, por cierto, seis meses antes de ser aprobado por el Poder Legislativo, acción que deja ver muy bien quién manda.
Un punto importante en esta modificación, es que no incluye ningún control formal que asegure que esta delicada designación pueda contar con el visto bueno del presidente de la República en turno y deja en la facultad personal del secretario nombrar a todos los magistrados del Tribunal Superior Militar y al fiscal General de Justicia Militar, lo cual pone en entredicho la independencia e imparcialidad de los órganos de justicia del fuero de guerra… Pero lo que debe resaltarse es la aprobación por parte de la Cámara de Diputados.
El pasado 19 de febrero, aniversario de las Fuerzas Armadas, se celebró el 109 aniversario de la creación del Ejército mexicano, en Ramos Arizpe, Coahuila, en la ex Hacienda de Guadalupe, sitio donde Venustiano Carranza creó, en 1913, lo que hoy es el Ejército mexicano. Un acto, por cierto, bastante deslucido.
En esta ceremonia se manifestó la lealtad de las Fuerzas Armadas al jefe del Ejecutivo. “Sin la participación responsable de las secretarías de la Defensa y de la de Marina, no tendríamos los mismos resultados en seguridad, en desarrollo y en bienestar”, se dijo. Habría que cuestionar esas afirmaciones.
Jamás se habla de estadísticas donde se mencione cuántas bajas o muertos se han registrado en las Fuerzas Armadas durante estos tres años de gobierno de la 4T. ¿Cuántos miembros del Ejército han quedado con alguna discapacidad?, ¿cuánto nos cuesta tener y atender en el Hospital Central Militar a personal herido de las Fuerzas Armadas, sean generales, coroneles, capitanes, tenientes, sargentos o soldados razos… Hasta hoy, no existe una estadística pública.
¿Acaso las modificaciones aprobadas por la Cámara de Diputados son para no hacer juicio de guerra al secretario Luis Cresencio Sandoval?
Es lamentable lo que se ha dejado ver en Aguililla, Michoacán: cómo han rodeado el cuartel militar, donde sólo había diez elementos castrenses; cómo han sido emboscados por los diferentes carteles en otras entidades federativas, porque la orden del jefe supremo de las Fuerzas Armadas es “abrazos, no balazos”.
Mientras tanto, decenas de familias lloran por sus hijos, por sus familiares, porque han perdido a un ser humano, y no porque el hijo es un presunto corrupto. Los medios han puesto al descubierto esa diferencia.
Los soldados han sido armados con herramientas de albañilería, con picos, palas y muchos etcéteras, pero ahora sus manos sirven para construir el Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles (AIFA), el tren Maya o la refinería de Dos Bocas.
Atrás, y casi en el olvido, ha quedado el operativo DNIII y la protección a los ciudadanos.
El Ejército que formó Carranza no es el mismo de ahora, pues aquél tenía una misión y una formación castrense bien fundamentadas.
Zacatecas, Guanajuato, Sonora, Michoacán, Guerrero… Me detengo en este último estado, donde los militares han sido constantemente humillados por quienes toman las casetas de peaje.
En 2022, el Ejército conmemoró 109 años de su creación. Un aniversario manchado de sangre y muerte.
quehaydenuevoviejo760@yahoo.com.mx
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