¿Deben los gobernadores recibir dinero de programas sociales?
- migueldealba5
- 19 ago
- 4 Min. de lectura


Por Omar Garfias
@Omargarfias
En 2022, un millón 100 mil adultos mayores tenían ingresos por debajo de la línea de pobreza extrema: no ganaban 2 mil 86 pesos para ellos y por cada uno de sus dependientes económicos, de modo que no podían comprar la canasta alimentaria que mide la pobreza.
Son los adultos mayores sin pensión alguna y que tienen a su cargo nietos pequeños o hijos con discapacidad; que aún trabajan en actividades informales y esporádicas y que se ven obligados a sustituir el consumo de alimentos de calidad con calorías baratas.
Para 2023 y 2024, el presupuesto del programa Pensión Bienestar para Adultos Mayores (PBAM) fue de 804 mil 389 millones de pesos. Para dimensionar la cantidad, los recursos de la Fiscalía General de la República (FGR) en ese lapso fueron 39 mil millones.
Podría suponerse que con esa cantidad de dinero ejercido por un gobierno que se dice humanista, el Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática (INEGI) informaría que en 2024 habría desaparecido la pobreza extrema por ingresos entre quienes tienen 65 años o más.
Eso no sucedió. Luego de la aplicación del programa, 900 mil adultos mayores siguen en la miseria extrema y 600 mil padecen tres o más carencias sociales, por lo que son pobres extremos en todas sus dimensiones, no sólo en ingresos. Es información oficial, del INEGI.
Lo mismo sucedió con las personas de edad avanzada que tenían ingresos arriba de la línea de pobreza extrema, pero debajo de la línea de pobreza en 2022. Quienes podían comprar la canasta alimentaria para ellos y sus dependientes económicos, pero no les alcanzaba para el resto de bienes y servicios que integran la canasta no alimentaria, sus ingresos familiares per cápita no llegaban a 4 mil 158 pesos en el área urbana y 2 mil 970 pesos en la rural.
Eran 4 millones 700 mil adultos mayores en 2022 pero, después del reparto en de los 804 mil millones de pesos del Programa Bienestar para Adultos Mayores (PBAM), 3 millones 800 mil continuaron en la pobreza en 2024.
La causa de que los inmensos recursos del programa no redujeran la miseria de los ancianos en forma proporcional al volumen de dinero, es que no fueron primero los pobres.
Los beneficiarios del programa fueron 12 millones 200 mil personas, sin importar si eran pobres o no.
Por entregar dinero sin importar si lo necesitaban o no, los hogares de menores ingresos del país recibieron 7.8 por ciento del presupuesto de la pensión Bienestar, y los hogares de mayores ingresos recibieron 8.3 por ciento, según informó la Secretaría de Hacienda federal en su estudio “Distribución del pago de impuestos y recepción del gasto público por deciles de hogares y personas. Resultados para el año 2022”, en el que señala que 60 por ciento de los recursos del PBAM se destinan a las clases media y alta.
No son primero los pobres. A todos les dan lo mismo. Tratan igual a los desiguales. Presumen la cantidad de dinero que entregan, pero no dicen que la distribuyen mal.
Para 4 millones 700 mil adultos mayores, el apoyo recibido fue insuficiente para salir de la pobreza. Para 7 millones 200 mil beneficiarios, el apoyo recibido era innecesario porque no eran pobres, son clasemedieros y ricos. Para unos fue insuficiente para comprar leche; para otros, sirvió para comprar algún lujo.
El programa tuvo 70 por ciento del presupuesto de todos los programas sociales, pero sólo sacó de la pobreza al 10 por ciento de las personas a quienes entregó recursos entre 2022 y 2024.
En 2023 y 2024, los 480 mil millones de pesos que entregaron a quienes no lo necesitaban fueron mucho más que los 45 mil millones que el gobierno federal dio al IMSS-Bienestar, los 163 mil millones para medicamentos gratuitos o los 12 mil millones para vivienda.
Si hubieran entregado las cantidades que necesitaban los ancianos pobres y sus familias, habrían terminado la pobreza por ingresos de los adultos mayores del país. Había dinero suficiente. Sólo tenían que dar cuatro mil pesos más a cada anciano pobre, 25 mil millones de pesos en total. Dar menos a los beneficiarios ricos. No lo hicieron.
El INEGI informa que en 2022 el efecto de las transferencias en efectivo de los programas sociales tenía fuera de la pobreza a 3.5 millones de personas y que, para 2024, esa cantidad subió a 4.2 millones, esto es, creció en 700 mil.
En un gran logro, en ese lapso salieron de la pobreza 8 millones 300 mil mexicanos. Reconocible sin cortapisas.
Siete millones 600 mil personas superaron su situación gracias a la política de aumento de salario mínimo. Superaron la falta de ingresos mayormente quienes pueden trabajar y reciben un pago más equitativo por su labor. Por eso salieron pocos adultos mayores de la pobreza, porque ellos están menos incorporados al mercado laboral.
La política salarial fue un acierto; no provocó inflación ni cierre de empresas. Perdió Agustín Carstens y quienes le hicieron caso. Sin los incrementos salariales, la pobreza estaría en 40 por ciento, no en 29.
Los programas del Bienestar, en cambio, son un fracaso como programas para superar la pobreza.
Cuatro millones 700 mil ancianos siguen sin los ingresos suficientes para comprar las canastas alimentarias y de bienes y servicios. No han visto ninguna transformación humanista.
Un puñado de gobernadores y altos funcionarios reciben sus grandes sueldos, sus pensiones del IMSS o del ISSSTE, su pensión de alguna universidad pública y, todavía, el depósito de los programas sociales. Se autodenominan “gobernantes humanistas”. ¿Es justo?
.png)



Comentarios