

Pero nunca te diré
lo que quieres escuchar
si mi mente con ello
de acuerdo no ha de estar.
Determinadas cosas para qué
las hay que comentar
si sabes que contigo
en desacuerdo voy a entrar
Poema Desacuerdo, de Anbel
+ La desinformación será más evidente y habrá un control social más recio
+ México y los Estados Unidos entrarán en sus dinámicas políticas, y los medios son lo que menos les preocupa
El problema es de simple explicación, pero de difícil desarrollo.
Por un lado, el control de la información que el gobierno mexicano busca a partir de la 4t (y que poco a poco va logrando, ante la complacencia de los dueños de la mayoría de los medios), hace que los datos sean no sólo imprecisos, sino salvajemente manipulados, de manera que la población viva desinformada y sin ánimo de buscar más allá de sus otros datos.
Por el otro lado, la mancuerna entre Donald Trump y Elon Musk les hace confiar en que sólo sus medios –de los que son dueños, amos y señores- son importantes y suficientes para informar lo que quieren decir a la sociedad en general.
Error en ambos lados de la frontera porque desdeñar no es buena táctica, y permite que los analistas se den vuelo en desmenuzar las cosas y decir las verdades que los gobiernos pretenden ocultar sin empacho alguno.
También es muy probable que las dificultades que enfrenten los periodistas en los Estados Unidos bajo una nueva administración de Donald Trump tengan un impacto indirecto, pero significativo, en el periodismo mexicano.
Efecto dominó en la narrativa mediática
Donald Trump es conocido por atacar a los medios que considera “enemigos” y por promover la desinformación. El gobierno de Claudia Sheinbaum podría generar tácticas similares de deslegitimación hacia medios críticos.
La relación bilateral tensa podría ser utilizada como herramienta política en ambos países, con el periodismo mexicano presionado para alinear su cobertura con narrativas oficialistas o enfrentando críticas públicas.
La postura de Trump hacia los medios tiende a fomentar un ambiente de polarización y desconfianza en el periodismo. Si esta dinámica se extiende, podría influir en el público mexicano, que ya vive una situación de polarización política, debilitando aún más la credibilidad de los medios.
Los medios mexicanos podrían enfrentar mayores riesgos al cubrir temas como la migración, el comercio y la seguridad, especialmente si las tensiones entre los dos gobiernos escalan. Incluidas amenazas a periodistas que denuncien violaciones de derechos humanos o critiquen las políticas de ambos gobiernos.
Los corresponsales mexicanos en EE.UU. podrían enfrentar un entorno hostil, especialmente si cubren temas controversiales como la migración, el racismo o la política interna estadunidense.
Periodistas estadunidenses que cubran México podrían enfrentar dificultades similares, lo que podría limitar la cobertura cruzada entre ambos países y reducir la visibilidad internacional de temas mexicanos.
Colaboración limitada en una relación histórica entre periodistas de ambos países al enfrentar mayor censura y/o limitaciones para investigar temas binacionales, como el tráfico de drogas o armas.
Esto resultaría en que una relación marcada por desacuerdos -entre Trump y Sheinbaum- abra mayor polarización, presión y desafíos para el periodismo mexicano. Los medios tendrían que navegar un entorno complicado, tanto en el ámbito internacional como en el nacional.
De por sí, en lo nacional los medios están castigados y trabajan entre la indiferencia y la dificultad por atraer recursos que les permitan desarrollarse como empresas (sobre todo familiares).
El clima político, la narrativa y las posibles tensiones entre ambos gobiernos tendrán un efecto indirecto que complique aún más el flujo de la información en México.
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