Por Profa.Mayra Nuñez P.
Galería Mayra
YouTube Mayra Gallery Art
Desde su infancia, Camille Claudel fue apasionada de la escultura. De niña, se escapaba de su madre controladora para ir a recoger barro en las cercanías, con el que jugaba y hacía esculturas.
Su padre siempre la protegió y, ya en la adolescencia, la inscribió en la Escuela de Bellas Artes, en París, en 1883.
En esa época, la figura de Augusto Rodin como escultor ya tenía mucho reconocimiento. En ese año, Camille Claudel se encuentra con Rodin.
Un día Camille y una amiga invitaron al escultor –que suplía a un maestro en la Academia– a su pequeño estudio para que conociera la obra de Camille.
La obra de la joven alumna lo sorprendió tanto que le aconsejó no tener maestros. Desde ese momento él se apasionó por la genialidad de Camille, al grado que no quería que fuera discípula de alguien más.
La convenció para que trabajara en su estudio y Camille se convirtió en su discípula, modelo y amante. En ese tiempo, ella tenia 17 años y él, 43.
Surgió una relación de amor que sobrepasaba a la muy joven alumna y al maestro, y empezaron a crear obras a cuatro manos.
El rostro y cuerpo de Camille dominan las obras de Rodin de esa época
En la actualidad sabemos que Camille colaboró de manera muy directa en obras de Augusto Rodin, lo cual lo llenó de celos profesionales. Por el temor de que su discípula le hiciera sombra en el mundo del arte, Rodin nunca la ayudó.
En esa difícil época, Camille se enfrentó a su familia y a los prejuicios de la época para dedicarse a su obra y al amor de su vida.
La relación, como sucede en casi todas las de los grandes maestros dentro del mundo del arte, se volvió tortuosa, llena de pasión y de conflictos. Camille la pasaba muy mal.
Por su parte, Augusto Rodin nunca tuvo la intención de divorciarse de su única esposa, además de que se le relacionaba con otra amante.
Después de varios intentos, Camilla decidió terminar la relación. En ese momento ella crea una de sus esculturas mas reconocidas L'Implorante, obra donde ella se muestra arrodillada y suplicante ante la ruptura con Rodin, hacia quien dirige sus manos mientras él le da la espalda.
Le dedica parte de su obra como “El gran vals”, donde bailan desnudos, sin verse los rostros, al borde del abismo.
Perdidamente enamorada, Camille sufre un deterioro, el grado que le escribe a su hermano Paul.
Querido Paul.
He caído en un abismo. Vivo en un mundo muy extraño.
Del sueño que ha sido mi vida, estoy en la peor pesadilla.
Cuando Paul la visita, se percata de las condiciones en que vive su hermana, casi de indigencia.
En contra totalmente de Camille, Paul la interna en el Manicomio de Montdevergues, al lado de Aviñon, en 1914.
Ahí paso los siguientes 30 años, en los que ni un día dejo de reclamar su derecho de ser libre.
Dejó testimonios en los que describía su sufrimiento y reclamaba que la habían encerrado como a un criminal, privada de su libertad y de elementales comodidades. Desde entonces, Camille se negó a dibujar o a esculpir.
Poco a poco perdió la esperanza de salir, de recuperar su libertad y, al mismo tiempo, de luchar por la vida que le habían arrebatado.
Murió a los 78 años de edad, en Montdevergues.
En aquella época no se le dio el reconocimiento a su obra, principalmente por ser mujer. Finalmente, el tiempo le hizo justicia y, en abril de 2017, se abrió en Francia el Museo dedicado a la obra de Camille Claudel.
Algunas de sus obras fueron "La Valse”, “La edad madura”, “La ola” y “La abandonada”.
Nota: El Museo Soumaya, en México, tiene una de las más grandes colecciones de la obra de Augusto Rodin.
Comentários