Por Omar Garfias
@Omargarfias
Entre 2018 y 2022, los ingresos del 10 por ciento de los mexicanos que gana menos (decil I) subieron 743 pesos mensuales.
De ese aumento promedio, 450 son porque elevaron sus ingresos por trabajo, 34 por más remesas, 37 más de otras fuentes y 222 por más apoyos en efectivo de los gobiernos.
En consecuencia, el porcentaje de población con ingresos menores a la línea de pobreza extrema se redujo, en ese lapso, de 14 a 12.1.
El porcentaje con ingresos menores a la línea de pobreza se redujo de 49.9 a 43.5.
La política de aumentar el salario mínimo ha reducido la pobreza. La línea del gobierno es exitosa, así como la participación de empresarios y trabajadores.
Se está abatiendo el injusto rezago del salario. Es intolerable que el que trabaje sea pobre.
Debe continuarse, acompañado de una política para aumentar la productividad de las pequeñas empresas, para que puedan pagar.
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En 2018, el 73 por ciento de las familias en pobreza extrema recibieron un apoyo en efectivo; en 2022, sólo el 67 por ciento.
En 2018, el 6 por ciento de los hogares más ricos (decil X), recibió dinero de los programas sociales del gobierno federal; en 2022, aumentó a 21.
En ese lapso, el porcentaje de población beneficiada de estados pobres disminuyó: Chiapas, -8; Oaxaca, -3, y Guerrero, -1; y la de estados ricos aumentó: Ciudad de México, +15; Nuevo León, +13, y Estado de México, +11.
En 2022, los hogares más pobres se quedan sólo con el 9 por ciento del total del dinero entregado por los programas del gobierno federal (antes era el 23), y los más ricos reciben el 8 por ciento.
Los programas sociales del gobierno federal no priorizan a los pobres. El mayor, 339 mil millones para adultos mayores, da a todos y lo mismo. El segundo; becas de preparatoria, 9 mil millones, también da lo mismo. Los ancianos más pobres suelen estar excluidos por vivir muy lejos y los hijos por no llegar a la educación media superior.
Siete de cada diez pesos del aumento de programas los reciben la mitad de los mexicanos con más ingresos.
Toda esta información es oficial de la Encuesta Nacional de Ingreso Gasto de los Hogares y la puede encontrar en las páginas del INEGI, el INDESIG o en “¿Cómo vamos?”, entre otros.
El apoyo por persona que reciben las familias del decil I es 642 pesos menor que el de las del decil X.
Para los más pobres, el apoyo monetario gubernamental ha pasado de representar el 25 por ciento de sus ingresos, en 2018, a sólo el 21, en 2022.
Para el gobierno federal no son primero los pobres.
No se ha ocupado de destinar los recursos que ya gasta para darle a todas las familias en situación de pobreza en los montos necesarios.
Si lo hiciera, no habría pobreza por ingresos. El dinero necesario ya está ahí, en los programas.
En 2018 había 20 millones de mexicanos sin acceso a los servicios de salud; en 2018 subió a 35 millones y en 2022 aumentó a 50 millones.
Dar servicios de salud a quienes no tienen IMSS, ISSSTE o seguro médico privado es total responsabilidad del gobierno.
La política de salud gubernamental ha provocado un terrible crecimiento del problema, del 16 al 39 por ciento de la gente.
En 2018, 14 millones de mexicanos de los ingresos más bajos tenían acceso a los servicios de salud; en 2022, sólo 6 millones.
En 2018, el rezago educativo afectaba al 19 por ciento de la población; en 2022, al 19.4.
El presupuesto para educación de adultos, el sector más afectado por esta carencia, fue en 2018 de 3 mil millones de pesos; en 2022, bajó a 1 mil 500 millones.
En 2018, Prospera daba becas al 17 por ciento de los niños de escuelas primarias públicas; en 2022, las becas Bienestar sólo llegan al 8 por ciento.
La política educativa es responsable de que los niños asistan a la escuela y los jóvenes y adultos no deserten.
En 2018 no eran derechohabientes de un sistema de seguridad social el 53 por ciento de los ciudadanos; en 2022, el 50.
El mercado laboral avanza lentamente hacia la formalización. El gobierno no creó un sistema de protección social no contributivo, como el de Dinamarca. Afiliación para todos, sin importar dónde trabajes.
En 2018 no habitaba una vivienda digna el 11 por ciento del país; en 2022 bajó al 9.
El gasto per cápita trimestral en vivienda en 2022 del gobierno fue de 581 pesos y de la propia gente fue de 1 mil 945. Esto indica que los mexicanos invierten en vivienda 3.3 veces más que el gobierno.
En 2018 no contaban con servicios básicos en su vivienda el 19.6 por ciento de los habitantes de México; en 2022, el 17.8.
Esta disminución se logró de 2018 a 2020; ese año bajó a 17.9. Ahí se estancó.
El programa para construir infraestructura básica en pueblos indígenas tuvo 2 mil 372 millones en 2018; lo mismo en 2019; sólo 200 millones en 2020 y desapareció en 2021.
En 2022, no tenían una alimentación nutritiva y de calidad el 22 por ciento de los mexicanos; en 2022, el 18.
El aumento de salario permitió comer mejor.
Aumentar el salario funciona; no invertir en salud, educación y servicios básicos no funciona… y dar dinero sin priorizar a los pobres tampoco funciona para reducir la pobreza.
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