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Lo mismo, pero diferente


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TEMAS CENTRALES


Por Miguel Tirado Rasso


Lo menos que podría esperarse

de los morenistas de alta jerarquía

sería una actuación diferente

y evitar despilfarros

y ostentaciones insultantes.

 

Vaya trabajo que le ha costado a Luisa María Alcalde, presidenta de Morena, tratar de marcar las diferencias entre los lujosos paseos de sus correligionarios morenistas por Europa y Asia y los que, a su entender, realizaban los innombrables políticos de los gobiernos “de antes” de la 4T. Con énfasis afirma que “no son iguales”, aunque su comportamiento, los lugares visitados, los hoteles reservados, las comidas degustadas, los vinos saboreados y el “shopping” disten mucho de ser distintos.

Según la joven dirigente, la gran diferencia está en que “…en el pasado, los viajes y derroches se hacían con dinero público… para viajar, afirma, aquí y allá a Europa, Estados Unidos y a todo el mundo con el dinero del pueblo”, mientras los de Morena lo hacen “con sus recursos propios”, y precisa: “…lo que no es delito ni un acto de corrupción”. En otras palabras, es lo mismo pero no es igual.

Habría que averiguar si, como afirma con contundencia Luisa María Alcalde, los legisladores y funcionarios de la 4T cubrieron “sus viajes y derroches” con su propio dinero, pues con los topes salariales que el fundador de Morena impuso para que nadie ganara más que el titular del Ejecutivo, es difícil imaginar que esos sueldos recortados alcancen para pagar las tarifas de los hoteles de cinco estrellas donde se hospedaron, cubrir sus opíparas comidas y vinos y todavía sobre para sus compras en tiendas de alta gama.

Uno de los viajeros de la 4T sorprendidos por la “lente indiscreta de algún celular”, el diputado Ricardo Monreal, líder de la fracción parlamentaria de Morena, se quejó a su regreso de España de que nunca había sentido tanto acoso y calificó de perverso el cuestionamiento sobre los viajes de personajes públicos al extranjero. El diputado se defiende al afirmar que no hay irresponsabilidad si los servidores públicos pagan sus viajes, para concluir que “no fue indebido, ilegal ni inmoral”.

El diputado se equivoca porque, por lo pronto, hay incongruencia con uno de los principios que debería guiar la actuación de los miembros de este partido: la austeridad republicana. Un principio que, guste o no, se planteó como distintivo del movimiento político y que debieran reconocer y cumplir a carta cabal quienes, por voluntad propia, se incorporaron a sus filas. Lo menos que podría esperarse de los morenistas de alta jerarquía sería una actuación diferente y evitar despilfarros y ostentaciones insultantes.

Durante varios días, la presidenta Claudia Sheinbaum acentuó su posición respecto de los viajes placenteros de sus colaboradores. “Mi opinión siempre será que el poder es humildad; que el poder se ejerce con humildad… Tenemos la responsabilidad de seguir insistiendo en que los viajes lujosos y la vida lujosa no tienen que ver con el movimiento de transformación, independientemente de donde vengas”, sentenció la mandataria.

El mensaje de la jefa del Ejecutivo fue claro, aunque incómodo para más de uno que se sintió lastimado. Algunos de los sorprendidos en fuera de lugar mostraron su rebeldía al alegar que pueden hacer lo que les plazca con su dinero. Cierto, pero entonces ¿qué hacen en Morena? ¿Por qué militar en un partido cuyos principios recomiendan vivir en la justa medianía, sin lujos; en el que se afirma que el poder es humildad? Porque el tema no es cuánto dinero se tiene, sino cómo y en qué se gasta.

Por lo que se ve, en Morena hay poca convicción juarista y mucho interés en disfrutar de las mieles del poder.

Agosto 7 de 2025

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