
Por Déborah Buiza
@DeborahBuiza
A los gatos les gusta jugar con bolas de estambre. ¿Los has visto? Hay muchas imágenes y videos de pequeños y grandes felinos corriendo detrás de ellas y, aún más, de gatos con el estambre enredado en todos lados.
A veces nuestros pensamientos se enredan... el corazón igual.
En ocasiones, de tanto dar vueltas a las cosas que nos suceden, se hacen como bolas de estambre, enredadas por todos lados, con lo que es fácilmente acabar apachurrado, atorado y lastimado; incluso, puede suceder que en el intento de desatarnos, apretemos hasta hacernos daño.
¿Te ha pasado que de tanto darle vueltas a algo acabas “atrapado”?
En cierto punto del embrollo, puede ser difícil encontrar la punta y regresar sobre la línea del estambre; en otras, debe uno ser minucioso y paciente para, lentamente, desatar y rehacer la madeja para ocuparla en otra cosa.
En otros casos, y ya con la impaciencia encima, las tijeras serán necesarias para resolver el problema con un corte el problema.
Con nuestros pensamientos y emociones podría suceder igual.
No siempre se puede sólo desatar los nudos y marañas. Entonces, es maravilloso y muy útil tener el acompañamiento amoroso de un buen amigo o amiga para esta tarea, y si la cosa se pone muy complicada, un acompañamiento especializado siempre será una buena oportunidad y opción.
Y no es que uno deje la responsabilidad de sus “madejas” y enredos a los demás, porque quien tiene que resolver es uno. Sin embargo, otra mirada sobre el asunto puede darnos una perspectiva diferente, otra salida, y nos puede llevar a pensar en algo que no habíamos considerado… y, ¡zaz!, los nudos se desatan, todo comienza a fluir otra vez y el tejido se vuelve fácil, hermoso y colorido de nuevo.
Desenredar puede ser una tarea que exija conocimiento de nosotros mismos, pero también buena escucha y disposición; paciencia y compasión por nosotros mismos; intentarlo una y otra vez, y levantar la mano si se necesita ayuda.
Desenredar y desmadejar e intentar volver a tejer nos puede dar la oportunidad de conocer nuevos temas, nuevos lugares, otros espacios para expandir nuestra creatividad y alternativas.
Tú ¿cómo desenredas tus madejas? ¿Qué haces cuando el estambre se te hace bolas? ¿Quién es una buena ayuda para ti en esos momentos?
Una vez que has desenredado de a poco, la próxima ocasión puede resultar más sencilla: ya conoces el camino y a tí mismo, adquieres habilidad y sabes con quién contar.
Y tú, ¿qué madeja tiene en tus manos?
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