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Persistir, resistir y no desistir


Por Déborah Buiza

@DeborahBuiza


Cuando somos pequeños y aprendemos a caminar nos caemos mucho, nos levantamos más y volvemos a caer infinidad de veces, pero eso no nos detiene; al cabo de mucha práctica, logramos sostenernos en pie y andar. Ni siquiera lo pensamos: una y otra vez nos levantamos, no desistimos.

No pasa lo mismo con algunos proyectos o sueños que abandonamos a veces a las primeras de cambio o después de algún contratiempo, y es que no siempre después de caernos —ya mayores— nos levantamos, ni con facilidad ni tantas veces como sea necesario.

En el fondo, tal vez hemos creído (y deseado) que las cosas deben salir bien y a la primera; se nos olvida que, por lo general, no es así, que necesitamos una serie de condiciones para alcanzar las cosas que queremos, pero no siempre somos conscientes de ello y cuando nuestros esfuerzos no son exitosos, podemos desmotivarnos, tirar la toalla y minar nuestra autoestima.

Necesitamos considerar que algunos sueños requieren mayores esfuerzos o recursos; otros necesitan tiempo para madurar; unos exigen desarrollar habilidades o adquirir conocimientos; habrá los que requieran del apoyo familiar, institucional o social... No siempre tenemos todo lo que necesitamos para conseguir un éxito contundente y rotundo. No, no siempre depende total y absolutamente de nosotros que las cosas salgan bien y triunfemos (aunque el positivismo tóxico pegue el grito en el cielo con esta declaración).

Entonces ¿qué hacemos cuando nos caemos?

Podemos quedarnos un rato tirados en el suelo, tratando de asimilar el golpe, en espera de que alguien venga a levantarnos o, al menos, a acompañarnos en lo que recuperamos fuerzas para levantarnos.

Podemos levantarnos rápidamente y caminar tan velozmente como podamos, en espera de que nadie se haya dado cuenta de nuestra caída y alejarnos lo más pronto del lugar.

Podemos llorar y llorar y llorar... levantarnos con las pocas fuerzas que nos queden, despreciar y alejar a quien quiera ayudarnos y lamentarnos de lo sucedido durante mucho tiempo y agregar al recuerdo de todas las veces que hemos caído antes. Podemos …

La verdad, cada quien tiene un estilo distinto de caer y de levantarse. No hay fórmulas. No a todos nos tiran las mismas cosas y no siempre podemos levantarnos rápidamente; a veces es tan estrepitosa la caída que juramos no volver a intentarlo de nuevo, por lo que desistimos, renunciamos al esfuerzo.

Buzz Lightyear, en Toy Story, aceptó que no podía volar, pero también reconoció que sí podía caer con estilo, por lo que aprendió a usar esa manera de “volar”. Necesitamos saber quiénes somos y con qué contamos para saber cómo levantarnos, cómo no dejar de intentarlo, cómo perseverar hasta conseguir lo que deseamos.

Estoy segura que en el tintero y en el fondo de tu corazón han quedado algunos sueños o proyectos abandonados porque te caíste y, en ese momento, no lograste levantarte (sin importar la razón y no te juzgues ahora por ello), pero qué tal que ahora estás en otro momento, las condiciones son diferentes, tienes más recursos y puedes intentarlo de nuevo con mejores resultados.

Y tú ¿qué volverías intentar?

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