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¡Por favor, no seas esa persona...!


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Por Déborah Buiza

@DeborahBuiza

 

Imagina la escena: varias personas esperan subir al elevador, sin poder hacerlo porque la primera persona que subió se colocó justo en la entrada. Aunque se le pidió amablemente recorrerse porque atrás había muchísimo espacio, no lo hizo. Simplemente ignoró la petición, se fue sola en el elevador y dejó a los demás en espera de otro. Ni siquiera se inmutó cuando se cerraron las puertas mientras los demás observaban con sorpresa.

Quizá ni siquiera es necesario imaginar la escena. Estoy segura que la has visto o vivido: la persona que ocupa varios espacios y no deja pasar a los demás; la que se acaba toda la comida sin considerar que había otras personas sin comer; quien, por subir lentamente (como si fuera el único y el último), no permite que más personas aborden el vagón del metro…

A veces, cuando observo a personas hacer eso, me pregunto si se percatan de que existen más personas a su alrededor o si creen que van solos, que están solos… Tal vez ni se han dado cuenta que viven en un planeta con miles de millones de personas.

¡Por favor, no seas esa persona!

No seas la persona que sube al elevador y ocupa toda la puerta sin dejar entrar a más personas, aunque haya espacio.

No seas la persona que se queda en la puerta y estorba a quienes tratan de salir.

No seas esa persona que ocupa los espacios destinados a población con alguna condición especial si tú no la tienes (y por favor, no te enojes ni alegues si alguien que sí lo necesita te lo pide).

No seas esa persona que rompe las reglas y encima se enoja y echa bronca cuando le llaman la atención.

No seas esa persona que, delante de quienes sí cumplen las reglas, les restriegas en la cara cómo tú sí te sales con la tuya.

No seas esa persona que se sienta en el lugar que sabe que es de un compañero, mientras llega.

No seas esa persona que ve un lugar con los objetos personales de alguien que fue al baño, los quita para sentarse o, de plano, se sienta en ellos y, aunque le señalen que el asiento está ocupado, lo ignora.

No seas esa persona que fuma en el transporte público, en restaurantes o espacios cerrados, cuando está prohibido desde hace muchísimo tiempo.

No seas esa persona a la que invitaron a un evento especial, no fue ni canceló y dejó un espacio vacío, que pudo haberse aprovechado.

Conoce y respeta los espacios; aprende y sigue las normas mínimas de convivencia en los espacios públicos. No tienes que ser amigo de todo mundo ni entablar vínculos con cada persona que encuentres: basta con respetar a las personas y los espacios. Entiende que no estás solo y lo que haces impacta a los demás.

La sana convivencia en los entornos comunes importa, aunque sólo se compartan minutos.

Sé que probablemente no quieres saber del mundo y para tí está bien jugar al lobo estepario y solitario, pero ¿qué crees? No vives en una isla ni eres el único aquí. Y mientras sea así, necesitas poner atención al entorno y a quienes están en él, respetar los espacios de los demás y aprender a convivir en los espacios compartidos.

El mundo puede ser un mejor lugar y tú puedes hacer algo por él.  Si no puedes, está bien: sólo entonces no lo empeores. ¡Por favor, no seas esa persona!

Y tú, ¿qué tanto te das cuenta de tu entorno y de lo que causas en él?

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