Por Déborah Buiza
@DeborahBuiza
Las imágenes de Tara Davis-Woodhall, del equipo de atletismo de los Estados Unidos, después de ganar su primera medalla de oro en salto de longitud femenino en las pasadas Olimpiadas París 2024, al celebrar con su esposo, el velocista paralímpico Hunter Woodhall, han dado la vuelta al mundo. “Alguien como Hunter Woodhall a Tara Davis-Woodhall” se viralizó en redes sociales, “medalla de oro para el amor”, y es que se ve en las imágenes a Hunter apoyar, ovacionar y celebrar con su esposa la proeza olímpica.
¿Cómo demostramos el aprecio que tenemos a las personas amadas por nosotros y que son muy importantes en nuestra vida?
A veces, con el paso del tiempo, como que nos “agarramos confianza” y nos “damos pequeñas licencias” para, sin darnos cuenta, tratarnos con indiferencia o rudeza; se nos olvida que el amor y los vínculos requieren trabajo diario, presencia, constancia, expresión y detalles para comunicar que ahí estamos y que seguimos interesados en permanecer en esa relación.
Hoy quiero proponerte un ejercicio: piensa en esas personas que amas con todo tu corazón y son significativas para ti; anótalas en una columna; en la columna contigua registra, durante una semana, las acciones con las que les hiciste saber que las amas, que son importantes y especiales.
Al principio de las relaciones, uno anda de “quedabién” y poco se nos hace lo que podemos hacer por esa persona o el tiempo que pasamos juntos; poco o nada nos incomoda y exploramos todas las formas posibles de hacerle saber de nuestro interés pero, una vez pasada la emoción ¿por qué se nos olvida seguir tratándonos bien?
Usamos tonos ásperos, contestaciones rudas; la falta de empatía o interés por sus asuntos se hace presente; se esfuman las “palabras mágicas” y las consideraciones al tiempo del otro, etc.; pasamos de ser un lugar seguro para el otro a ser un lugar inhóspito.
¿Eres un lugar seguro para las personas que amas? ¿Cómo saben que cuentan contigo?
Amar es cuidar, tratarse bien y bonito. Es ser amable, asertivo y honesto en nuestra comunicación. Es empatía. Es presencia. Es atención, cuidado y apoyo. Es mostrar interés en la cosas del otro. Es estar.
Se me ocurren algunas formas de cuidar a las personas que amamos:
Cuidar nuestras palabras y expresiones, escoger nuestros tonos amables y dulces, los cálidos, aquellos que dicen “eres bienvenido, eres amado”.
Fomentar la intimidad, crear los espacios para compartir tiempo y actividades en los que puedas conocer más de esa persona y conectar emocionalmente con ella.
Reconocer al otro, reconocer sus esfuerzos, lo que hace por ti y por la relación, pero también hacerle sentir que es visto y reconocido por ti; que se sienta admirado por ti.
Darle un lugar especial en tu agenda, en tu vida, en tus actividades; no sólo decirle lo especial que es para ti, sino que pueda experimentarlo.
Respetar su espacio personal, todas las personas requerimos espacios y tiempos para desarrollarnos de manera individual y, al estar en un vínculo, lo menos que deseamos es perder esos espacios o sentirnos amenazados por necesitarlos.
Ofrecer la ayuda que te sea posible dar, no esperes a que te la pidan, ya que es la última opción en el último momento; si está en tus posibilidades, sé la primera opción de respuesta. ¡Acomídete!
Compartir abiertamente tus sentimientos; ser claro, asertivo y honesto; aprende a expresarte, trabaja en tu comunicación.
Sé empático y buena escucha. Observa lo que necesita la otra persona; escucha con atención lo que está diciendo. ¿Qué necesita de ti en este momento? ¿No lo tienes claro? ¡Pregunta!
Todos nos equivocamos. Si te equivocaste, reconócelo, expresa que te has dado cuenta y busca cómo subsanar la falla y trabaja en no volver a repetirlo; el problema no siempre es el error, sino que hacemos como si no hubiera pasado e insistimos en él.
Elogia, halaga, échale porras, apoya, dile lo que admiras, conviértete en su fan.
Mantén una comunicación abierta, una agenda transparente, sin dobleces, secretos, medias tintas o agendas ocultas.
Reafirma el compromiso, expresa que quieres estar ahí; que la otra persona sepa, con seguridad, dónde quieres estar.
“Gracias” y “por favor” son básicos para una relación (por obvio que se lea) y nunca estarán de más. Agradece su presencia, el tiempo que pasan juntos, la experiencia de la relación...
Muestra tu aprecio, tu interés; hazle saber que es importante, amada, deseada, esperada. No des nada por sentado.
Podrías pensar que todas estas cosas sólo aplican para la pareja, pero no; revísalas de nuevo y ten en mente a tus padres, a tus hijos, a tu familia, a tus amigos, a tus colegas. ¿Qué diferencia haría en tus relaciones aplicar algunas de esas ideas?
Amar es una acción y una decisión. Trabaja en ti mismo para convertirte en un lugar seguro para los que amas; uno lindo, cómodo, confortable, como cabaña con chimenea y mantitas, con bebida favorita incluida.
No tomes a las personas que amas y las relaciones que son significativas para ti por sentado; si no demostramos a quienes amamos que los amamos, ¿para qué estamos? Nunca pierdas de vista que, de lo que se trata, es de la conexión.
Y tú, ¿quieres bien y bonito?
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