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¿Te atreves a decir NO...?


Por Déborah Buiza

@DeborahBuiza


Hay cosas difíciles, como decir NO cuando quisieras decir SI, aunque en el fondo sabes que en realidad no es conveniente ni sano para ti.

Decir NO cuando tienes aprecio, admiración o miedo a la persona que te pide algo que sabes no es bueno para ti.

Decir NO cuando piensas o sientes que ya tienes mucho invertido en esa situación o relación.

Decir NO cuando estás en un momento vulnerable, distraído o tratas de resolver otras cosas.

¿Te suena familiar?

Me gustaría proponer revisar en tu historia personal qué tan fácil o difícil ha resultado decir que NO y, si tienes un poco más de tiempo, preguntar ¿quién te enseño a decir que NO?

Decir NO requiere el conocimiento de uno mismo, de saber qué cosas son inaceptables para nosotros; cuáles son nuestros NOES negociables; cuáles son los límites que necesitamos colocar para cuidar de nosotros, para encontrarnos en paz y bienestar.

Decir NO requiere práctica, porque es probable que nos hayan enseñado a decir que SÍ aunque implicara pasar por encima de nuestras necesidades; también es probable que nos hayan hecho dudar o sentir culpables cuando decimos que NO,  y por eso nos cuesta más trabajo.

Decir NO requiere de valentía, porque quizá tengamos que soportar la crítica y las etiquetas de “falta de disponibilidad o disposición” o de ser personas “negativas”.

¿Recuerdas algún momento en que hubieras querido externar un NO y te fue imposible? ¿Qué sucedió?

Recientemente encontré un texto que hablaba sobre los Derechos Asertivos, entre los que está el Derecho a decir NO. ¿Puedes creerlo? Tienes derecho a decir NO.

Tener derecho a decir NO implica el derecho a rechazar peticiones sin sentirnos culpables o egoístas; incluso, sin dar mayores explicaciones o justificaciones. Sé que es increíble, porque con frecuencia la realidad nos dice lo contrario, pero nuestro NO debería ser suficiente y debería ser respetado.

¿Puedes decir que NO?

Claro que no se va a poner uno negativo, imprudente e insolente y aplicar NOES a diestra y siniestra, sin ton ni son, como rebelde sin causa, sólo porque sí y, además, de manera grosera y altisonante… Decir NO es una herramienta útil, eficiente y necesaria que se puede aprender y perfeccionar.

Te propongo estos ejercicios:

  1. Durante todo un día imagina que a todo dices NO y observa qué pasa. ¿Cómo te hace sentir el hecho de que podrías decir NO?

  2. Haz una lista de personas y situaciones a las que te gustaría decir NO y encuentra al menos tres formas de expresar tu NO. Ya que encuentres la forma con la que te sientas más cómodo, practica decirlo frente al espejo.

  3. Pregúntate que pasaría si dices NO a determinada persona o circunstancia.

  4. Ubica un ejemplo de alguien a quien admires porque sabe decir NO y “estudia” cómo lo hace.

Encuentra tu estilo personal para decir tus NOES. ¡Practica decir que NO!

A veces es fácil externar el NO, pero sostenerlo frente a las consecuencias o los efectos ya es otra cosa y puede que uno quiera echarse para atrás, pero si somos conscientes de nuestras razones para la negativa podremos resistir el momento incómodo.

¿A qué te gustaría decir NO?

Decir NO puede ser incómodo, pero necesario, y es posible que temas por los resultados, pero a veces, como dice el dicho, es “mejor una colorada que 100 descoloridas”. Decir NO puede sacarnos de lugares peligrosos, ponernos a salvo, así que vale toda la pena.

Repite conmigo: “Tengo derecho a decir NO”.

Que nuestros NOES nos protejan de los abusos, sean útiles para poner límites, para cuidarnos, y que  los NOES sin culpa nos den libertad emocional.

Y tú, ¿a qué le dirás que NO?

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