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¿Cómo afectó la pandemia la educación en Latinoamérica?



A finales de 2021, la tasa de asistencia escolar en los países de América Latina y el Caribe (ALC) era del 92,2 por ciento, lo que representa una clara mejoría, en comparación con los niveles de asistencia regionales registrados a mediados de 2021 (84,4 por ciento). Sin embargo, esa cifra estuvo 4,4 puntos porcentuales por debajo de los niveles previos a la pandemia.

A partir de los resultados de encuestas a hogares, el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) y el Banco Mundial sostienen que aún hay un importante rezago en el porcentaje de niños que asiste a la escuela respecto de los niveles pre-pandemia. ¿Por qué?

Desde la perspectiva de la oferta, durante el segundo semestre de 2021, los sistemas educativos hicieron una transición parcial desde la oferta virtual a la presencial. A mediados de 2021, el 92,7 por ciento de los asistentes informó que la institución en la que estaban inscritos ofrecía actividades de aprendizaje virtual, en comparación con 25,3 por ciento que reportó oferta de clases presenciales.

A finales de 2021, el aprendizaje virtual estaba disponible para el 75 por ciento de los asistentes, mientras que el aprendizaje presencial estaba disponible para el 62,2 por ciento de los asistentes, detalla el informe "Matrícula deteriorada y aprendizaje interrumpido: los impactos de la pandemia de Covid-19 sobre la educación en América Latina y el Caribe", presentado por el PNUD y el Banco Mundial.

Desde la perspectiva de la demanda, la asistencia presencial se mantuvo comparativamente baja durante la segunda mitad de 2021: los niños en edad escolar que reportaron esquemas híbridos y presenciales pasaron de representar el 14,3 por ciento de la asistencia total a mediados de 2021 al 48,3 por ciento al final del año.

El aprendizaje virtual siguió siendo el medio predominante de participación. Sin embargo, su importancia relativa disminuyó significativamente del 83 por ciento de la asistencia total a mediados de 2021 al 48,5 por ciento a fines de 2021.

Entre las razones que motivaron priorizar el regreso al aprendizaje presencial, la calidad disímil del aprendizaje virtual fue probablemente la más apremiante. A fines de 2021, el 56,4 por ciento de los adultos con hijos matriculados en instituciones de América Latina y el Caribe creía que sus hijos estaban aprendiendo menos o mucho menos que antes de la pandemia.

Esta percepción se correlaciona positivamente con el tiempo que las escuelas estuvieron cerradas a nivel nacional y con la proporción de niños que participaron del aprendizaje virtual.

A mediados de 2021, los niños matriculados en instituciones de la región mencionaron la falta de recursos, entre ellos el acceso a la Internet, como la principal razón para no participar en actividades de aprendizaje virtual. Esta limitante se hizo menos común hacia finales de año, pero aumentó la proporción de inscritos que no participaban por falta de tiempo o por la necesidad de trabajar. Por su parte, los riesgos para la salud y los protocolos preventivos de seguridad fueron el principal motivo de ausencia presencial en 2021.

La capacidad de adaptarse a las condiciones de aprendizaje cambiantes resultantes de la crisis de la COVID-19 estuvo estrechamente vinculada a la riqueza del hogar, medida por la propiedad de activos.

A mediados de 2021, los niños de hogares que poseían tres activos tenían una asistencia presencial e híbrida relativamente menor y tasas más altas de aprendizaje virtual (12,9 y 84,3 por ciento, respectivamente), mientras que los niños en hogares sin bienes tenían tasas de asistencia presencial comparativamente más altas y tasas de aprendizaje virtual más bajas (20,4 y 77,7 por ciento, respectivamente).

A finales de año, la asistencia presencial e híbrida fue relativamente más alta entre los niños de hogares que poseían tres activos (59,1 por ciento) en comparación con los de hogares sin activos (41,8 por ciento), mientras que las tasas de aprendizaje virtual fueron relativamente más bajas entre los niños de hogares que poseían tres activos (38,2 por ciento) frente a los de hogares sin activos.


Para seguir monitoreando los efectos de la pandemia del COVID-19 sobre el bienestar de los hogares en América Latina y el Caribe, el Banco Mundial y el PNUD se unieron para implementar la segunda fase de las Encuestas Telefónicas de Alta Frecuencia (HFPS) en América Latina y el Caribe en 20214. La primera ola de datos de esta fase se recopiló entre mayo de 2021 y julio de 2021, mientras que la segunda ola se recopiló entre octubre de 2021 y enero de 2022.

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